Cuando aún destilan esquirlas los platos rotos del
cuestionado “dietazo” de los legisladores nacionales, una nueva polémica los
pone en la mira del dedo acusador.
Esta vez, por haber viajado en masa a los Estados Unidos con la excusa de las elecciones en ese país.
El recreo en cuestión significó el virtual parate del Congreso, ya que senadores y diputados emigraron sin demora al país del norte en la dudosa misión de “observadores” o “veedores”.
Aclaremos: una cosa es ser invitados por prestigiosas instituciones que convocan a políticos y referentes sociales de todo el mundo para garantizar la transparencia del proceso electoral, y otra muy distinta que vayan –como fue el caso de la mayoría de los que viajaron– en plan cuasi turístico.Prueba de esto último es que varios arribaron a la previa del duelo Clinton-Trump con parejas e hijos dispuestos a pasar unas minivacaciones en los pagos de Obama.
Algunos cometieron el “error” de publicar un tuit que, tras la negativa reacción en las redes sociales, corrieron a borrarlo.
Fue lo que le ocurrió a la diputada del Frente Renovador, Graciela Camaño, quien tuiteó una foto arriba del micro “rumbo a los centros de votación”, al mejor estilo viaje de egresados.
Muchos de esos pasajes y estadías fueron costeados por el Congreso de la Nación. En otros casos, suponemos, salió de sus propios bolsillos.
De una u otra forma, en contados casos se justificaba la ausencia en sus lugares de trabajo; tarea que desempeñan –o deberían– porque para eso fueron votados oportunamente.
La virtual paralización de la actividad parlamentaria significa en criollo que estos días no hubo sesiones en ambas cámaras.
Esto, a pesar de que en las últimas semanas se venían discutiendo temas claves como la ley de Presupuesto 2017 o la Reforma Política.
En tiempos en que el trabajo es un bien escaso, y ellos debieran ser quienes legislen para mejorar la calidad de vida de todos los argentinos, diputados y senadores vuelven a dar el peor ejemplo.
Es evidente que no escucharon las palabras de Facundo Manes, en esa misma Casa de las leyes, pidiendo trabajar todos por un mismo objetivo.
Esta vez, por haber viajado en masa a los Estados Unidos con la excusa de las elecciones en ese país.
El recreo en cuestión significó el virtual parate del Congreso, ya que senadores y diputados emigraron sin demora al país del norte en la dudosa misión de “observadores” o “veedores”.
Aclaremos: una cosa es ser invitados por prestigiosas instituciones que convocan a políticos y referentes sociales de todo el mundo para garantizar la transparencia del proceso electoral, y otra muy distinta que vayan –como fue el caso de la mayoría de los que viajaron– en plan cuasi turístico.Prueba de esto último es que varios arribaron a la previa del duelo Clinton-Trump con parejas e hijos dispuestos a pasar unas minivacaciones en los pagos de Obama.
Algunos cometieron el “error” de publicar un tuit que, tras la negativa reacción en las redes sociales, corrieron a borrarlo.
Fue lo que le ocurrió a la diputada del Frente Renovador, Graciela Camaño, quien tuiteó una foto arriba del micro “rumbo a los centros de votación”, al mejor estilo viaje de egresados.
Muchos de esos pasajes y estadías fueron costeados por el Congreso de la Nación. En otros casos, suponemos, salió de sus propios bolsillos.
De una u otra forma, en contados casos se justificaba la ausencia en sus lugares de trabajo; tarea que desempeñan –o deberían– porque para eso fueron votados oportunamente.
La virtual paralización de la actividad parlamentaria significa en criollo que estos días no hubo sesiones en ambas cámaras.
Esto, a pesar de que en las últimas semanas se venían discutiendo temas claves como la ley de Presupuesto 2017 o la Reforma Política.
En tiempos en que el trabajo es un bien escaso, y ellos debieran ser quienes legislen para mejorar la calidad de vida de todos los argentinos, diputados y senadores vuelven a dar el peor ejemplo.
Es evidente que no escucharon las palabras de Facundo Manes, en esa misma Casa de las leyes, pidiendo trabajar todos por un mismo objetivo.
(Diario UNO, 10 de noviembre de 2016)
