Los lados de la vida, de José Luis Menéndez. Ediciones Alphalibros. 179 págs.

Si algo confirma a priori un libro como Los lados de la vida es que la poesía es bastante más que la sobrevaluada inspiración; es un arduo trabajo a lo largo de los años en pos de esquivas respuestas que justifiquen las recurrentes preguntas acerca de los temas que forman parte del vademécum esencial de todo bardo. “La duda es la religión de los poetas”, reafirma el autor.
José Luis Menéndez ha construido una obra con “etapas bien diferenciadas, las que llevaron al poeta a abarcar una vasta gama de sentidos”, como bien marca Luis Benítez en la presentación de esta selección que incluye desde sus poemarios más recordados como Juego sin límites y Reunión con Poe hasta aquellos que se fueron macerando a la espera de su turno, como Tendrá tus ojos, Casa de palabras y Como la Maga. 
La poesía de Menéndez conjuga con oficio la sensibilidad de aquel que sostiene que “la palabra es la medida de todas las cosas” con la “realidad inmediata” (lo político, lo social, lo que acucia) sin que eso prostituya el natural lirismo de su permanente búsqueda. 
Él define a ese viaje global como “visión poética de la vida”, lo que implica que su tarea no se limita a la confección de poemas a ritmo fabril (y febril) sino también a reflexionar sobre el proceso, tal como ha hecho en los recomendables Odiseo en la ciudad, Acto de fe y el nuevo proyecto que incuba, titulado Oficio de lector. 
Menéndez reconoce que escribe “por el gusto de asumir un derecho. Aunque fuese parcial, erróneo, rebatible, nuestro derecho”. 
Derecho a preguntarse qué otra cosa es la poesía si no “la eternidad posible/ de un dios perecedero”. 
O acaso el irrenunciable derecho a la salvación, ya que, Menéndez dixit, “todo se hace para el olvido”.

(Diario UNO, suplemento Escenario, 12 de febrero de 2017)

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