El complejo presente que vive Santa Rosa vale como caso testigo de lo que ocurre cuando una comuna deviene en feudo y se la pretende manejar con la impronta de un patrón de estancia. 
Con menos de 20.000 habitantes, esa pequeña ciudad del Este atraviesa una crisis terminal, con un ex intendente preso -Sergio Salgado- acusado de fraude a la administración pública, peculado, asociación ilícita y emisión de cheques sin fondos (¡cerca de 500!)y un desempleo alarmante. 
Tan delicado es el tema laboral que la amenaza del empresario Jorge Castillo de levantar y llevarse La Salada de Cuyo encendió las alarmas. 
Hace tres años ese proyecto desembarcaba, polémica de por medio, en suelo santarrosino y despertaba la lógica expectativa de bonanza para los lugareños. 
Muchos de ellos encontraron allí una posibilidad laboral real, pero en realidad buena parte de los puesteros no son oriundos de la zona. 
Con idas y vueltas entre Castillo y Salgado (al cual le adjudican quedarse con una buena tajada por el estacionamiento en ese predio), el plan inicial no terminó de cuajar del todo.
La concejala a cargo de la intendencia, Norma Trigo, no tuvo empacho hace unos días de reclamarle al díscolo Castillo el pago de una millonaria deuda (habló de $20 millones en tasas municipales).
El empresario no se dio por aludido y cargó las tintas denunciando que lo están echando, por lo que el 31 de diciembre daría el portazo.
En realidad, lo de Castillo es un jugoso negocio inmobiliario donde, merced a sus contactos políticos, suele ser más lo que recauda que lo que invierte en sus respectivas “saladas”.
Complicados por la falta de empleo, otros microemprendedores locales apuestan a un nuevo predio ferial que contenga a buena parte de los que quedarán fuera de La Salada de Cuyo. 
Pero una porción más significativa de los santarrosinos aún depende de su trabajo en la comuna y hoy, con sus arcas al rojo vivo, los reclamos gremiales están a la orden del día.
La esperanza de superar este crítico panorama está puesta en las elecciones del 11 de diciembre (PASO) y del 12 de febrero (generales). 
Quien tome la posta de Salgado deberá llegar con un atributo fundamental para el cambio: una nueva forma de entender la política. 

(Diario UNO, 14 de octubre de 2016)

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