Atravesamos un verano más caliente de lo normal, con récords de temperaturas y precios desbocados, donde cualquier chispa es válida para activar el fuego.
En este sofocante microclima social y económico hacer foco por un instante en la noticia del polémico topless en Necochea parece más un respiro que un gesto distractivo.
Detrás de la noticia “pintoresca” de las mujeres denunciadas por tomar sol sin corpiño en la playa se abre un interesante debate ya que, tal como destacó el juez interviniente en el caso, “coincidir acerca de qué es lo que significa un acto obsceno o en qué consiste la decencia pública es una tarea imposible de lograr”.  
Así, el mismo que llama al 911 para pedir que intervengan porque una mujer osa broncearse sin una parte de su malla puede ser el mismo sutil voyeur que disfruta oteando la anatomía ajena.
La policía, no siempre rápida de reflejos, en esta ocasión desplegó a unos veinte de sus hombres y seis patrulleros para acudir al lugar de los hechos y dar pie a un escándalo apto para todo público.
Como las mujeres señaladas no quisieron cubrirse sus senos, los agentes amenazaron con llevarlas detenidas.   
Vaya paradoja. De ser el símbolo de la maternidad que despierta ternura más que morbo, sin un niño de por medio activaba en un espacio recreativo un alerta rojo que haría las delicias de Sigmund Freud.
El juez Mario Juliano dio una lección de tolerancia al archivar la causa “por carecer de relevancia contravencional”. Para el magistrado, no se trató de actos obscenos que afecten la decencia pública, aunque admitía la delgada línea de la interpretación subjetiva de estos casos. 
Desde que el Ni una menos cobró fuerza ante la escalada de la violencia de género, cada vez fueron más las mujeres dispuestas a no dejarse avasallar ante actitudes reaccionarias.
En solidaridad con las osadas de Necochea, varias organizaciones convocaron  a un “tetazo” en varios puntos del país con la consigna “¡No más censura a nuestros senos! ¡La única teta que molesta es la que no se puede comprar!”.
Más preocupante acaso que la reacción anti topless debería ser el silencio cómplice de tantos que maman de la teta del Estado sin ponerse colorados ni que nadie llame al 911.

(Diario UNO, 2 de febrero de 2017)

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