Las palabras de Facundo Manes, que el lector de UNO podrá encontrar en la página 14, sintetizan el pensamiento de muchísimos argentinos que están convencidos de que la clave para ese cambio de fondo que precisa el país está en apostar a la educación.
El prestigioso neurocientífico, que ayer recibió la distinción Domingo F. Sarmiento que otorga el Senado de la Nación, es consciente de que la inseguridad, la inflación o la corrupción preocupan a buena parte de la ciudadanía. Pero, según su visión y experiencia, la sociedad debería poner entre sus prioridades al   conocimiento.
Quien siga de cerca sus manifestaciones a través de los medios, donde ya es prácticamente una celebridad, notará no sólo la coherencia de sus observaciones sino también que insiste en que el cambio únicamente es posible si cada uno se involucre desde la colectivo.
Sus propuestas nunca son para el corto plazo y mucho menos para poner parches ahí donde lo que falta es una solución permanente.
Si habla de cómo mejorar la educación, lo primero que advierte es que hay que trabajar en un plan integral para los próximos años.   
Considera que los argentinos necesitamos recrear un clima de época similar al que marcó el regreso de la democracia en 1983.
No es casual su propuesta si se la ubica en el contexto de estos tiempos donde la mentada grieta no logra cerrarse ni por asomo.
Para hacer realidad ese plan que aglutine a todos es preciso acordar un nuevo paradigma  que, según el actual rector de la Universidad Favaloro, no es otro que el conocimiento.
De ahí que ponga en primer plano la labor de los maestros, rol al que percibe tan bastardeado no sólo desde lo salarial.
Manes sostiene que el trabajo docente es de los más importantes y que debería ser considerado el más prestigioso, sin embargo denuncia que la sociedad se ha desentendido y ha dejado solos a los maestros. 
Involucrarnos sería entonces la clave para desandar el temido camino al precipicio.
“Los logros se consiguen en equipo”, concluye –y nos enseña, una vez más– el doctor Manes.

(Diario UNO, 9 de noviembre de 2016)

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