Aún falta un buen trecho para que los argentinos seamos –y vivamos en–una sociedad transparente. 
Una sociedad donde se respeten los códigos más elementales de la vida en democracia y donde no sean las redes sociales las que tengan que revelar, en su perversa lógica del todo vale, aquello que debería conocerse una forma más simple y seria.
La reciente aprobación de la Ley de Acceso a la Información Pública y la difusión de las declaraciones Juradas de Magistrados y funcionarios del Poder Judicial de Mendoza son dos buenos ejemplos de un cambio para celebrar.
Aunque ambas acciones sean perfectibles y dejen cierto margen a la especulación, es una valiosa señal que se deje atrás la cuestionable política de esconder información relevante que debería ser de dominio público. 
Que esa cerrazón haya persistido tanto tiempo no hace más que darle entidad a las especulaciones populares.
“Si no difunden tal o cual dato es porque algo esconden”, sería la síntesis de lo que la calle elucubra cuando le dan pie.
Debieron pasar 15 años para que el Congreso aprobará (en un plazo infrecuente para su morosa dinámica) una herramienta clave para promover la participación ciudadana en la transparencia y el control en la administración pública.
Esta norma obliga a los tres poderes del Estado, al Ministerio Público, a empresas, partidos políticos, universidades y gremios que reciban aportes públicos, a responder –en un plazo no mayor a un mes– las solicitudes de información que eleve cualquier ciudadano.
En cuanto a las declaraciones juradas de los magistrados y funcionarios de la Justicia local, se trata de una antigua demanda a uno de los poderes menos auditados y con mayores 
prebendas del sistema estatal. 
El Poder Judicial se jactaba de no rendir cuentas como sí debían hacerlo el Ejecutivo y el Legislativo. Ser parte de esa burbuja benefició a muchos por demasiado tiempo y abrió un cúmulo de lógicas especulaciones. 
En un contexto donde se supone que la transparencia vuelve a ser parte de los valores a promover, la lupa hoy se posa sobre ellos para equilibrar un poco la balanza. Ya era hora. 

(Diario UNO, 19 de setiembre de 2016)

El archivo