Si hay un tema que durante el 2016 estuvo a la cabeza de la agenda diaria del gobernador Alfredo Cornejo, casi a la par de ordenar las caóticas cuentas públicas, ese fue sin dudas el rol de la Justicia.
Poner en caja no sólo los números de la provincia sino también un sistema judicial acorde con las demandas de los mendocinos fue –y es–  una de las grandes obsesiones del mandatario radical.
Avanzar en ese terreno minado exigía contar con soldados que estuvieran dispuestos a pisar donde algunos no se animan siquiera a echar un vistazo. En hombres como Alejandro Gullé, el nuevo procurador general de la Corte, Cornejo encontró a un interlocutor experimentado, con lectura propia de la interna judicial y nada dubitativo a la hora de tomar las riendas.
En setiembre, y tras sortear con éxito el filtro del Senado, el jefe de los fiscales asumió el reto de mejorar la eficacia judicial y aportar su cuota para enfrentar uno de los mayores reclamos ciudadanos: el imparable avance del delito.
Los cambios que impulsa el gobernador desde que asumió su gestión, y que oportunamente alcanzaron el estratégico eco legislativo, encontraron en Gullé a un hábil traductor para aplicar con premura
cirugía mayor en buena parte de aquello que el sector garantistaabolicionista del “planeta Tribunales”
todavía defiende con celo populista.
La experiencia y el respeto que le prodigan sus pares, incluso quienes no comulgan con su credo jurídico, sustentan un perfil que justifica que Diario UNO haya distinguido a Alejandro Gullé como el Mendocino del Año.

(Diario UNO, 31 de diciembre de 2016)

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