EI Partido Justicialista ratificó una vez más su histórica capacidad para barajar y dar de nuevo cuando las cartas parecen venir mal aspectadas.
Ayer esa fuerza tuvo su congreso federal, donde a pesar de un clima de fuerte tensión, logró definir la conformación de la Junta Electoral que tendrá como misión conducir el proceso de los comicios internos previstos para el 8 de mayo.
La particularidad es que no la integra ningún miembro de la agrupación kirchnerista La Cámpora, pese a que les habían asignado un lugar que finalmente optaron por desechar.
 Los referentes más veteranos enviaban así una señal bastante clara: quieren volver a tomar las riendas y, en cierta forma, tras la derrota electoral de Daniel Scioli ven a los jóvenes soldados de Cristina como esa mochila de la que hay que desprenderse para retomar el camino con más aire. 
La cumbre peronista, que reunió a casi 900 congresales en el estadio de Obras Sanitarias, preanunciaba fuertes choques, pases de factura y reclamos varios, sin embargo como buenos pilotos de tormentas, pudieron reenfocar el rumbo con algunas premisas claves para no morir en el intento.
La principal, no seguir atomizándose en ámbitos fundamentales como el Congreso o las legislaturas, para no hacerle el juego al macrismo.
La fractura que se produjo en Diputados, cuando Diego Bossio y el mendocino Pedro Miranda, entre otros kirchneristas, dejaron el bloque del Frente Para la Victoria para hacer rancho aparte, fue leído desde la trinchera de Cambiemos como una victoria parcial.
Esa división dejó previsibles heridas, pero también avivó la mística peronista que está indisolublemente vinculada con su vocación de poder.
Desde entonces, apenas 20 días, el peronismo en pleno empezó a calentar motores de nuevo, convencido de que a Mauricio Macri y a su gestión de gobierno deben ofrecerle una seria e inteligente resistencia. 
Una suerte de plan de lucha, por ahora en ciernes, que tiene por objetivo final recuperar el control del país en las próximas elecciones.
El PJ no sabe ni quiere ser oposición. Y en esa disconformidad que porta ya desde su adn encuentra su mayor fortaleza.
Quizás las palabras del histórico sindicalista y político Lorenzo Pepe, tras el encuentro de ayer, resuman el espíritu de “disidencia momentánea” que hoy atraviesa al partido: “Los Peronistas somos una especie de tribu, con varias etnias”. 

(Diario UNO, 25 de febrero de 2016)

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