Frente a la referencia de emblemáticos casos de jóvenes desaparecidas, como Johana Chacón y Soledad Olivera en Mendoza, u  otros nacionales como los de Marita Verón y María Cash, cada vez que una chica no regresa a su casa se disparan las más drásticas conjeturas.
Las resonantes muertes de Lola, Angeles y Melina, entre tantas otras, siempre hacen temer el peor final.
Dado el alarmante contexto de inseguridad que atraviesa todo el país, es lógico y natural que cualquier padre reaccione inmediatamente haciendo la denuncia policial.
La sensibilidad que despiertan estos hechos hacen que no sea una tarea fácil para las autoridades. 
Ante la presunción de que puede ocurrir algo fatal, la búsqueda se activa rápidamente con el objetivo de que todo tenga un final feliz.
Los casos de trata de personas que tomaron estado público son lo suficientemente graves como para reforzar las precauciones y no subestimar lo que uno tiende a considerar como una ausencia momentánea.
Lo que ocurre cada tanto, y también preocupa, son las supuestas “travesuras” de adolescentes que, fingiendo un rapto o una situación poco clara, se van de sus hogares por unos días. En el mejor de los casos, siguiendo un amor no aceptado por los padres. 
En otros, una discusión familiar es motivo suficiente para “castigar” a los progenitores por su incomprensión. 
La psicología de los chicos en esta etapa tan propicia a los vaivenes emocionales es un aspecto no menor en el análisis de por qué se escapan transitoriamente como una forma de marcar territorio.
El diálogo permanente con los hijos, en un ida y vuelta que contemple las expectativas y sentimientos del otro, es imprescindible para evitar esas zonas oscuras en el vínculo que a veces eclosionan de una manera dramática.
En tiempos en que las relaciones familiares han perdido espacio por las múltiples actividades que tienen chicos y adultos, no es ilógico que la consecuencia sea que busquen llamar la atención escapándose un par de días, creyendo que se trata de una aventura que algún día le contarán a sus hijos.
Un reciente informe de la UNCuyo reveló que en setiembre desapareció una chica cada 5 días, siendo Facebook la principal referencia de sus búsquedas y hallazgos. 
La mayoría reaparece, pero no todas. En ese temible margen hay una deuda enorme que debemos saldar sin excusas los adultos.

(Diario UNO, 2 de octubre de 2015)

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