Uno de los enormes baches que deberá tapar quien presida la Argentina a partir del 10 de diciembre es la alarmante falta de estadísticas claves para poder radiografiar los puntos flacos del país.
Las recientes muertes de niños desnutridos reavivó el debate acerca de la pobreza y la magra información que se maneja sobre el tema.
No es que la sola exhibición de los números allane el camino a una solución inmediata, pero tampoco se puede avanzar a tientas si se pretender enfrentar a ese flagelo. 
Desde el 2007, año en que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)  fue intervenido, las cifras de la pobreza desaparecieron como si con ese gesto arbitrario se terminara definitivamente con ella.
El propio organismo reconoció que “se discontinuó la publicación de la serie histórica de la medición de Incidencia de pobreza e indigencia por ingresos monetarios que se venía realizando desde 1993 por contar con severas carencias  metodológicas”.
Para ser precisos, el INDEC sí publicó esos datos, pero con la distorsión de las cifras de la inflación daban como resultado un cálculo oficial de la pobreza que perdía toda seriedad y relevancia.
En una entrevista para el diario La Nación, el propio embajador argentino en Chile y ex ministro de Salud, Ginés González García, reconoció que “un país sin números no puede planificar”.
Como contracara, el ministro de Economía, Axel Kicillof, admite temerariamente que él no tiene el número de pobres “porque me parece que es una medida bastante estigmatizante”. 
Con liviandad se habla de los números como si no se correspondieran con personas de carne y hueso; muchas de las cuales suelen ser movilizadas -clientelismo mediante- para votar a candidatos que luego habrán de omitirlos de una auténtica política de inclusión social y económica.
El protagonismo se lo llevaron los casos del Chaco, pero no son los únicos. Por eso es fundamental que se “refunde” el Indec, con una auditoría ad hoc del Congreso y de intachables referentes de los organismos sociales, y en función de una lectura seria y profesional de los datos de la realidad se avance en las prioridades.
La Estadística es mucho más que un montón de números y gráficos complejos. Los mercados, los gobiernos, la medicina, la ingeniería, requieren de su auxilio para modificar el rumbo de aquello que va mal. Candidatos, por favor apunten esta obviedad.    

(Diario UNO, 24 de setiembre de 2015)

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