Es de manual. Gustavo Cordera no es el primero ni el último famoso que se cree con carnet de impune para decir cualquier barbaridad sin temor al rechazo o la crítica.
Invitado por una escuela de periodismo para que los estudiantes lo entrevistaran a manera de práctica, el músico dejó frases más que para la polémica para el repudio visceral.
“Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”. Esa fue una de las tantas “definiciones” a las que luego quiso justificar como que había sido una forma de provocar a los estudiantes.
“Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”. Esa fue una de las tantas “definiciones” a las que luego quiso justificar como que había sido una forma de provocar a los estudiantes.
Una vez más la ruidosa vidriera de las redes sociales sirvió para testear en cuestión de segundos cómo reaccionan los demás ante los temas del momento.
Y la reacción, como era de esperar, fue de absoluto rechazo al desprecio con que Cordera suele referirse a las mujeres.
Porque no es la primera vez que el misógino ex cantante de la Bersuit expresa con igual torpeza su machismo exacerbado.
Tan fuerte fue el impacto de sus dichos, que con rapidez y buen criterio la comuna de Capital suspendió el show que Cordera daría en Mendoza en setiembre.
Ese recital, más una serie de charlas, era parte de un acuerdo con el municipio para saldar la deuda del músico a raíz de un juicio de larga data (ver Escenario).
A la decisión de Capital, que también fue noticia nacional, se sumó que la radio Rock&Pop decidió no pasar más la música del actual solista.
Frente a una reacción de rechazo tan contundente, en principio Cordera atinó a relativizar sus palabras, como si el hecho de ser un músico popular lo eximiera de interpretaciones, para luego esbozar una disculpa poco convincente.
“Pido perdón, me siento un pelotudo”, escribió en su Facebook en lugar de convocar a una conferencia de prensa y pedir sinceras disculpas a todas las mujeres a las que ofendió.
Aunque lo hubiera hecho, en realidad Cordera piensa así. Siente así. No fue una boutade. Lo certifican declaraciones anteriores y hasta testimonios de quienes lo conocen desde hace años.
Esto habilita a especular que su discurso pro derechos humanos y su militancia ecologista son parte de su marketing de rockero superado.
(Diario UNO, 11 de agosto de 2016)