EI conflicto social en Venezuela lejos de amainar sigue cobrando fuerza y es un llamado de atención que ningún gobierno de la región debería desoír.
El poder simbólico de la muerte de la modelo Génesis Carmona, quien fue baleada en una protesta contra el gobierno, agitó el pedido de cordura de parte de quienes proponen una salida pacífica al reclamo, pero también encendió aún más la violencia en aquellos que no ven otra resolución que no sea la armada.
Las marchas a favor y en contra del sucesor de Hugo Chávez se multiplican a lo largo y a lo ancho de Venezuela, lo que muestra a las claras lo dividido que está ese país tras la muerte del líder bolivariano.
Que Nicolás Maduro no estaba a la altura de Chávez para remplazarlo como conductor, se dijo desde siempre. No obstante, el actual mandatario confiaba en que la bendición chavista bastaba para consolidar lo obtenido a nivel popular en los últimos años y ampliar todavía más el influjo de su gestión.
Al principal opositor, en las elecciones y la confrontación cotidiana, Henrique Capriles, ahora Maduro sumó como contendiente a Leopoldo López.
Referente de quienes buscan la salida anticipada del presidente, López se entregó a la policía acusado de sedición. 
A este incómodo emergente que insta a sus seguidores a “construir una salida a este desastre”, el gobierno de Maduro le endilga “un golpe de Estado en desarrollo” y las muertes que se produjeron la semana pasada. A su vez, López aprovecha su detención para agitar más las aguas y denunciar a la justicia de “corrupta y cómplice”.
Hasta ahora los miembros del Mercosur y la Unasur se han mantenido a una prudente distancia, y en aquellos casos en que algunos mandatarios se expresaron en términos críticos de la gestión de Maduro, como Piñera de Chile y Santos de Colombia, obtuvieron una dura réplica de parte del chavista.
  El “paraíso terrenal” que había prometido Nicolás Maduro ha tornado en un infierno al que el presidente le adjudica claros autores intelectuales. “Quieren llevarnos a la guerra de perros, poner a nuestro pueblo en guerra, uno contra otro... Estamos enfrentando un rebrote nazi fascista, y lo vamos a derrotar”, lanza sin eufemismos. 
Su promesa más que pacificar abre la puerta a más enfrentamientos y así resulta difícil vislumbrar cuál será el final. 

(Diario UNO, 20 de febrero de 2014)

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