País raro el nuestro. Frente a leyes que están consolidadas, aparecen proyectos en contrario con la intención de darlas de baja.
No estaría nada mal esa acción si las propuestas de los legisladores significaran una clara mejoría de las normas existentes. 
Suena lógico que con los cambios que se van sucediendo en una sociedad también su cuerpo de leyes sufra alguna modificación. 
Pero no es el caso que nos ocupa hoy, el del proyecto de un senador del PRO que propone que deje de ser obligatorio que los vehículos lleven luces bajas en las zonas urbanas.
La Ley Nacional de Tránsito 24.449 es la que establece que las luces bajas deben usarse, tanto de día como de noche, en las rutas nacionales. Y fue Mendoza la que cambió esa norma a través de una ley provincial para ampliar la obligatoriedad a todo espacio de circulación.  
El legislador Gustavo Cairo argumenta que apagar las luces contribuirá a menguar la contaminación ambiental, amén de evitar más gastos por el frecuente recambio de las lámparas.
Además sostiene que más de la mitad de las infracciones que labra la policía de tránsito es porque los automovilistas circulaban con las luces bajas sin encender.
Mal que le pese al que olvidó prenderlas, la infracción existió. Para eso, senador, existen las normas: para cumplirlas.
Rubén Daray, un reconocido especialista en Seguridad Vial, es un convencido de que es importante circular con las luces encendidas en cualquier lugar, sea ruta o una calle céntrica. Para el ex corredor, esto contribuye en un 25% a evitar accidentes. 
Si el criterio es “defender” la contaminación ambiental, bien se podría trabajar a nivel legislativo en una ley que impida que cada protesta de los trabajadores de Parques y Zoológico quemen gomas en el Parque. 
O si el objetivo es ahorrar combustible, que se amplíen los lugares de estacionamiento para evitar dar tantas vueltas cuando se retiran a los chicos del colegio. 
Las urgencias de la calle, hoy no pasan  por luces encendidas versus luces apagadas. 
Pasan porque no se roben los autos que sirven para alimentar a los desarmaderos truchos. 
Pasan porque se maneje con mayor prudencia y se reduzcan las cotidiana muertes viales. 
Y pasan, ante todo, porque los legisladores se aboquen a lo esencial: apurar leyes que pongan coto de una vez por todas a tanta inseguridad. 

(Diario UNO, 9 de mayo de 2014)

El archivo