Soliloquios divinos.
El libro de oro de la teología, editado por Dunken, es un libro singular en
la amplia producción del periodista, poeta, narrador y crítico de arte, Andrés
Cáceres. Se trata de una suerte de ensayo donde Dios se interroga y nos
interroga. Y lo hace con el humor como llave para abrirse hacia reflexiones que
tanto pueden incomodar como disparar aún más interrogantes.
Desde el vamos, Cáceres aclara que quiere incitar a la
reflexión y hasta advierte que pretende instaurar un nuevo paradigma ético.
Consciente de que nadará en aguas turbulentas, pide disculpas si hiere la susceptibilidad
de los creyentes, pero sabe que el que avisa no es traidor.
En un formato símil microcuento, el libro fluye motorizado
por las renovadas dudas del autor. Ahí se ubica precisamente el mayor rasgo de
humanidad y finitud de quien escribe. Demuestra, aún cuando no lo busca, que el
“más allá” está “más acá” de lo que uno creía. “En la eternidad todo es
posible”, desafía el autor de Singladuras,
La unidad secreta y El gran ausente,
entre otros.
A pesar de tratarse de una visión personalísima, Cáceres evita
caer en la hoguera de su propia vanidad proponiendo una insólita continuidad de
estos Soliloquios: invita a los
lectores a enriquecer, aumentar, corregir o contradecir este “libro
interminable”. Leerlo, entonces, es el primer paso para ingresar a un mundo
particular que, como es lógico, se nutre más de las preguntas que de las
respuestas.
(Suplemento
Escenario, Diario UNO, abril de 2013)