A falta de una mejor definición, el ciudadano común habla de “zona liberada” cuando frente a determinados hechos de inseguridad percibe o corrobora que la policía no actuó con la celeridad que amerita una situación de esas características.
Recientemente lo escuchamos en boca de la seguridad privada del Arena Maipú, donde su casino fue asaltado el sábado pasado en una suerte de golpe por tres delincuentes que se llevaron $200.000.
También lo expresaron los vecinos del distrito más nuevo de Guaymallén, Colonia Molina, Colonia Molina en Guaymallén, quienes declararon ante las cámaras de Canal 7 que ni siquiera pueden salir a trabajar para no dejar sus viviendas rurales solas.
Similar situación padecen los habitantes del Barrio Bancario de Godoy Cruz, donde a pesar de contar con una comisaría en la zona, los efectivos policiales pueden llegar ¡4 horas tarde! a pesar de estar a ¡3 cuadras! (ver página 16).
Si a la tardanza exasperante se le agrega la escasísima tasa de resolución de estos delitos, el lógica y esperable la reacción de la gente.
La respuesta oficial suele ser, salvo pequeños matices, la misma: un rosario de excusas, casi siempre atadas a la supuesta falta de personal, de móviles y, sobre todo, a la laxitud de la justicia que “libera a los chorros y nos atan las manos a nosotros” (confesión de un uniformado con pocos años de experiencia a un periodista de este diario).
El manual de justificaciones engorda casi tanto como el delito. Y salvo casos de extrema gravedad, de esos que llegan hasta la puerta del gobernador y rebotan hacia abajo con un ejemplificador pase a pasiva, rara vez hay represalias para las máximas autoridades de la fuerza policial que hacen la vista gorda o no revisan los procedimientos para evitar que las mentadas zonas liberadas no existan.
No sólo Mendoza carece de un plan estratégico de seguridad. El año electoral es propicio para que los candidatos, que también son ciudadanos y suelen expresar que están preocupados por la creciente inseguridad, empiecen a saldar esa deuda poniendo a la cabeza de los temas a trabajar por sus equipos técnicos el de la seguridad.
No hacerlo alejará aún más de la gente a esa clase política que sigue sin plasmar en la realidad sus perimidas promesas de campaña.
La ineficiencia es la peor zona liberada.
(Diario UNO, febrero de 2015)