EI hecho podría haber pasado sin pena ni gloria. Sin embargo, gracias a la tecnología que hoy permite registrar prácticamente todo, desde las más vanales instancias privadas hasta tragedias como la ocurrida hace unos días en San Martín, la historia se terminó “viralizando” -como se dice ahora- a través de las redes sociales y los medios de comunicación digitales.
Nos referimos al caso de la niña que su padre dejó encerrada en un auto mientras se desarrollaba el recital del grupo de rock Divididos en la localidad de Lincoln. 
La pequeña fue detectada llorando por personal de seguridad y fue trasladada hasta el escenario donde el líder de la banda, Ricardo Mollo, interrumpió el show, la tomó en sus brazos y muy molesto dijo por micrófono: “Vení a buscar a tu hija, animal. ¿Cómo se puede seguir haciendo música con esto?”.
Lógicamente, el público se hizo oír repudiando la actitud del padre de la niña. 
La anécdota finaliza con el desaprensivo progenitor recuperando a su hija detrás del escenario.
Al otro día, el cuestionado hombre intentó defenderse a través de Facebook y no hizo otra cosa que sumar más cuestionamientos. 
Según su versión, él estaba trabajando y en realidad había sido su ex mujer quien dejó a la niña encerrada en el auto. 
De paso, el personaje de la noche aprovechó para reclamar la tenencia de su hija. Sí, la mismísima abandonada. 
Hay que reconocer que también hubo otros que le dieron el beneficio de la duda y se preguntaron si no sería cierto lo que el desalmado argumentaba a su favor.
Lo que ocurrió en Lincoln y se mediatizó puede parecer un tema menor cuando en realidad  expresa una situación cada vez más frecuente: la indefensión de los menores en medio de la puja de sus padres. Los niños como rehenes de parejas que no logran dirimir sus diferencias en forma madura.
Tenga quien tenga razón, lo cierto es que la pequeña estuvo sola, sin ningún tipo de garantías de que no fuera a pasarle algo peor. Padre y madre estuvieron ausentes y la violenta reacción del hombre al dar públicamente el nombre de su ex pareja e insultarla no contribuyó en nada a subsanar un error que podría haber terminado muy mal.
Dentro de unos años, la niña tal vez sonría al verse en fotos y videos acurrucada en los brazos de un grande del rock. Lo que seguro nunca olvidará es esa sensación de orfandad que sintió cuando despertó sola sin su papá ni su mamá... en un auto.

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