Si se puede evitar, entonces no es un accidente. Si trasladamos esta aseveración plena de sentido común a lo ocurrido el viernes en San Martín, lo más preciso será hablar de una tragedia vial. 
Algunos, incluso, lo catalogaron de “atentado” porque cuesta definir de otra manera lo que provocó el conductor del camión que recorrió unos cuantos kilómetros en contramano hasta impactar de frente con el micro que se dirigía hacia la Terminal del Sol y provocar la muerte de 17 personas. 
A diario vemos en Mendoza (aunque el resto del país no escapa a este realidad) la impunidad con que tantos automovilistas manejan de forma temeraria sin reparar en lo que pueden causar en los demás, no sólo en ellos mismos.
Argentina padece de punta a punta un problema sin solución a corto plazo: rutas en pésimo estado, falta de radares para controlar el exceso de velocidad, multas que no logran amedrentar a los imprundentes y, sobre todo, conductores con pésima formación. 
En definitiva, un cóctel que termina justificando las apabullantes estadísticas que revelan que por año unos 5.000 argentinos mueren en la vía pública. 
No obstante, el negro panorama no se visualiza únicamente en nuestro país. 
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes de tráfico se convertirán en poco tiempo en una nueva plaga (ver página 8, sección DOS). Tanto, que se estima que en los países en desarrollo alcanzarán al sida como causa de muerte. 
 El caso del tremendo choque en la zona Este desnudó un contexto de falencias que tal vez podrían haber evitado un descenlace tan letal. 
Así lo percibió el propio Ministerio de Seguridad puesto que pasó disponibilidad a nueve  policías al considerar que no habrían actuado como corresponde ante las denuncias que advertían que el camionero no estaba en condiciones de conducir y luego que transitaba en contramano por una ruta nacional.
Es decir que en esa cadena de errores que contribuyeron a un final por todos conocido hubo varios eslabones que sólo una profunda investigación llevará a determinar cuánto de responsabilidad tuvieron.
Si las muertes se multiplican día a día y todos los estudios serios al respecto en el mundo entero nos alertan, nadie puede seguir haciéndose el distraído. Todos podemos ser la próxima víctima.

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