Tipos con cancha. Años de compartir banco, concentraciones y eternas charlas con Jorge Valdano -futbolista, técnico y periodista y escritor (de allí el merecido mote de “filósofo de la pelota”)- dejaron su impronta en otro esteta del fútbol: Ángel Cappa. Cultor del juego “lírico y poético” que recientemente dejó a Huracán en el umbral del título, el reconocido menottista debuta en las imprentas con “Hagan juego”, donde su tapa lo dice todo: un hombre -Cappa-, una mesa y un café. La escenografía perfecta para trasladar la pasión desde la cancha al bar. Jugadores y técnicos como Guti, Riquelme, Aimar, Di Stéfano, Pep Guardiola y Johan Cryff, entre otros tantos, se prestan a una apasionada pared verbal donde demuestran que, para ellos, como para García Márquez el periodismo, la profesión más hermosa del mundo es el fútbol.
Réquiem por Tuñón. Otra vez la excusa de las fechas redondas para revisitar a los grandes. En esta ocasión, son los 35 años de la muerte de Raúl González Tuñón y el libro a (re) descubrir, uno que con suerte se lo encuentra perdido en los mesones de saldos. Uno que son dos, ya que a “El banco en la plaza” le hace la segunda “Los melancólicos canales del tiempo”. Publicado tras su partida, la primera obra es el libro en el que trabajaba el autor de “La calle del agujero en la media” cuando lo sorprendió la parca. La segunda compila cuentos, prosa poética y una pequeña pieza teatral. A este libro doble, como al resto de su obra, le cabe ese verso de “Réquiem para un fonógrafo”: “Esto es más que un cuadro/ Esto es una ventana”. Y, claro, vale asomarse sin pudor.
J.R, un monster inc. Pasan los años y J.R. Wilcock (1918-1978) sigue siendo una deuda para los lectores argentinos. Compadre de Borges y Bioy Casares y asiduo colaborador de la mítica revista “Sur”, cuando ya tenía una obra encaminada en español, decidió instalarse en Italia, escribir en italiano y pensar en italiano. Esa elección tuvo su precio: ser prácticamente un desaparecido del mundo literario argentino. Un “castigo” que se prolongó casi hasta nuestros días. La edición que hizo de sus obras Editorial Sudamericana empieza a saldar las cuentas. Antes y después, ningún género le fue ajeno: poesía, relatos, ensayos, novelas y teatro. “El estereoscopio de los solitarios” puede ser una amable entrada para conocer el mundo wilcockiano. Cuentos y microcuentos donde la realidad puede ser tan fantástica como esa gallina que asesora a una editorial o el centauro que pinta naturalezas muertas. Por las dudas: los monstruos de Wilcock son tanto o más queribles que los de Pixar.
Otro nunca más. Seguramente no alcanzarán las 160 páginas de “Pensar Cromañón” para explicar lo inexplicable, como seguramente tampoco alcanzarán -ni conformarán- las condenas y absoluciones del juicio que culminó el miércoles. En todo caso el valor de este libro pensado y escrito por periodistas, intelectuales y miembros de organizaciones sociales, es dejar testimonio de una de las tragedias más significativas que vivió este país (se perdieron 194 vidas) en lo que a priori era un concierto más de rock. Financiado “a pulmón”, la consigna de los hacedores de este trabajo es tan concreto como el dolor que dejó: que nunca más Argentina padezca otro Cromañón.

(Publicado en Diario Los Andes, 23 de agosto de 2009)

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