Un arte en extinción. En tiempos en que buena parte de la música circula por las arterias del mp3, los discos -y por consiguiente sus tapas- están quedando casi como piezas de museo. Un libro como “A todo volumen. Historias de tapas del rock argentino”, del periodista Sebastián Ramos, nos recuerda dos cosas: que allí, en el formato LP o CD, también hay arte y del bueno y que, con 40 años de agitada historia, esta música ha dejado, además de notables canciones, tapas memorables. Un puñado para hacer memoria: “El hombre de la lágrima” (primer disco de Almendra), la informe portada verde de “Artaud” (Pescado Rabioso), la tapa trucha de Gente en “La grasa de las capitales” (Serú Girán), el desnudo “artístico” de Pettinato en Pachuco Cadáver, los clics modernos de Charly en Nueva York, los fusilados de Goya según Rocambole (Redonditos de Ricota)... Después de verlas, imposible no irse de cabeza a escucharlos al Winco o la PC.
Brutal, como la necesidad. Como a un amigo al que olvidamos saludar para su cumpleaños, soplemos tardíamente las cincuenta velas de “El almuerzo desnudo”. Considerada la gran obra de William S. Burroughs, junto a “En el camino” (Jack Kerouac) y “Aullido” (Allen Ginsberg) conforma la trilogía insoslayable a la hora de mentar a la Generación Beat. Esta perturbadora novela, desbordante por donde se la mire, registra la temporada en el infierno de un autor que en esta obra anárquica destila tanta poesía como aquel Rimbaud post adolescente que se tragó el África. Norman Mailer, hombre poco afecto a los elogios, la definió acorde a su genio: “Un libro de gran belleza, con un salvaje y mortífero sentido del humor, tan imperturbable e implacable como los impuestos”.
De la web al papel. Taringa, el portal de Internet más visitado de la Argentina, es el resultado del aporte que realizan a esa red de “inteligencia colectiva” miles de personas con los gustos e intereses más variados. “Taringa-El libro”, en cambio, “es una especie de enciclopedia de datos más o menos inútiles -pero considerablemente simpáticos- para afrontar la vida moderna con una de esas sonrisitas que significan ‘me las sé todas’”, según apuntan estos nativos digitales. El 100% de las ganancias que deje esta producción será donado a “Un techo para mi país”, una ONG que trabaja con familias en situación de extrema pobreza. Una buena ocasión para que aquellos que piratean discos, películas y libros puedan redimirse comprándolos legalmente o al menos descargando cinco padrenuestros.

(Publicado en Diario Los Andes, 16 de agosto de 2009)

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