El egoísta ilustrado. Para los que amamos los libros no es exagerado decir que en algunos casos ocupan un lugar afectivo similar o superior a algunos familiares. Que yo sepa nadie se ha peleado con un libro de Tolkien y sí con una madre insoportable. Por eso no es de extrañar que esa relación -enfermiza, qué duda cabe- nos haga desarrollar un desmesurado sentido de pertenencia que nos lleva a no prestar los libros sin el menor remordimiento. Quien lleva esto al extremo es Alberto Laiseca, autor del monumental “Los Sorias” (¡1.326 páginas, 30.000 palabras más que el Ulises de Joyce!), Su turno para morir, Por favor, plágienme! y Poemas chinos, quien acostumbra a forrar todos sus libros con papel blanco. En su biblioteca, tesoros y bodrios conviven en armonía y sólo el hombre del bigote XL sabe dónde está uno u otro. Un ejemplo a seguir.
Ese géiser. Perro verde en cualquier librería, “Aullido de cisne”, segundo y último poemario de Mario Papasquiaro (José Alfredo Zendejas Pineda en su DNI), es el legado de un gran poeta cuyo seudónimo dice poco y su alter ego en “Los detectives salvajes” dice mucho. El no es otro que Ulises Lima, compañero inseparable de Arturo Belano en esa novela de su compadre Roberto Bolaño que hoy ocupa un merecido lugar en el podio de las obras mayores. Juntos crearon en México el Infrarrealismo, una corriente vanguardista que en su momento levantó no poco polvo. “Si he de vivir que sea sin timón & en el delirio”, sostenía. En esa frecuencia vivió y murió convencido de que “el poeta es el géiser de su propio ser”.
El pianista en el burdel. Con este título inspirado en el dicho popular “No le digas a mi madre que soy periodista, prefiero que siga creyendo que toco el piano en el burdel”, el madrileño Juan Luis Cebrián, fundador y ex director de El País, propone una jugosa colección de ensayos sobre periodismo. Sus 47 años en el oficio lo llevan a hablar con igual solidez de los medios durante el franquismo, el Watergate, las nuevas tecnologías y su impacto en los lectores, y como en estos tiempos twitterianos la prensa ocupa un lugar casi marginal en el debate político.
“La luna en un pañuelo que siempre dijo adiós”. Ejemplo de conducta, calidad y producción, Juan Gelman (“Gotán”, “Cólera buey”, “Valer la pena”, “Mundar”) sigue siendo un faro implacable de la poesía de éste y otros mundos. Con el reciente “De atrásalante en su porfía” el maestro retoma obsesiones: la muerte como contracara de una vida raramente justa, la memoria y el amor como antídotos frente a lo inasible del tiempo, la palabra iluminadora ante la sombra o el adiós. Publicado por Seix Barral, este trabajo reúne su producción de los últimos dos años. Ciento sesenta poemas donde la cantidad por momentos conspira contra la calidad, pero siempre guiado por la convicción de que “la revolución paró en algún lado y la lengua no alcanza a decir su trabajo”.
Palabra del jinete negro. Si hay alguien cuyo cancionero tiene estatura suficiente para acceder al status de libro es sin dudas Tom Waits. Del autor de “Los años salvajes de Frank” y “Perros de la lluvia” existía el antecedente de “Canciones I y II” y ahora es el turno de “Tom Waits-Letras en inglés y español”. Del prolífico “Garganta de lata” también se consigue en nuestras librerías “Conversaciones”, entrevistas y opiniones.

(Publicado en Diario Los Andes, 2 de agosto de 2009)

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