A la vista. Si la solapa ya no alcanza para “ver” al escriba en cuestión, llega www.conoceralautor.com, un portal que ofrece la posibilidad de mirar y escuchar a los escritores presentando sus libros. Sus mentores explican de qué va el asunto: “Los clips de video no son entrevistas, tampoco herramientas de los departamentos de marketing de las editoriales. Se trata de videos donde los propios autores nos hablan y comentan un libro en particular”. En lugar de contratapas que hablen -maravillosamente- de ellos, ellos ponen la cara y la voz para tender un puente antes del otro puente: su obra.
Con ojo clínico. Cada libro de John Berger (Londres, 1926) es una lección de vida y, recién después, de literatura. El novelista, ensayista y pintor se las sigue ingeniando para mezclar todas sus facetas en su particular forma de observar el mundo. “Un hombre afortunado” forma parte de las reediciones de sus obras que viene realizando Alfaguara. En 1967, Berger y el fotógrafo Jean Mohr siguieron a sol y sombra al doctor John Sassal, un médico rural que desarrolla su profesión con una pasión infrecuente. La devolución de sus pacientes se traduce en un lazo afectivo que trasciende la relación profesional. El autor de “Puerca tierra” mixtura narración y semblanza antropológica bajo una mirada humanista que despierta la empatía del lector.
El maestro de las Manchas. En su larga trayectoria, Luis Scafati, artista mendocino de estatura universal, ha dibujado clásicos de la talla de “El gato negro” (Edgar Allan Poe), “Martín Fierro” (José Hernández) y “La metamorfosis” (Franz Kafka), pero su “Pequeño Quijote Ilustrado” (Ediciones de la Flor) transporta a la creación de Miguel de Cervantes Saavedra a otra dimensión. En sus manos, sus trazos inconfundibles, el Caballero de la triste figura se nos revela como una criatura más bella, más loca y hasta más sabia. Si aún sonara demasiado subjetiva tal apreciación, el año pasado fue elegido por el Internacional Board on Books for Young People como el mejor libro para jóvenes en el mundo.
Anzuelos impresionistas. Al experimentado Juan Carlos Diez se lo conocía por su extensa trayectoria como periodista en Clarín y su altamente recomendable “Martropía, conversaciones con Spinetta” (2006). Sin embargo, su voz poética, acorde a un saludable bajo perfil, tardó en ver la (mesa de) luz pero cuando lo hizo llegó con la palabra rumiada con paladar de gourmet. No muy convencido del rol altisonante de ciertos poetas, en “El nacimiento de los peces” (Ediciones del Dock) él avisa: “Regreso/ a mi asilo de palabras/ Soy la rama en el viento/ Escribo para nadie”. Ahora bien, ¿quién dijo que habría que hacerle caso y perdernos este libro de sustancia orgánica, pulso minimalista e imaginario spinetteano?

(Publicado en Diario Los Andes, 9 de agosto de 2009)

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