A falta de los goles de Messi, la garra de Mascherano y los atributos físicos de Lavezzi, el tema de los fondos buitre ya se ha instalado hasta en las charlas de café y la cola del supermercado. 
Siguiendo con el efecto Mundial, es llamativo cómo se toma partido para expresar opiniones que tienen mucho de pasional y poco de sustento teórico o técnico.
Lo epidérmico va desde la apariencia física del juez estadounidense Thomas Griesa (cómo si en ella estuviera cifrada una agresión contra la Argentina), hasta inferir que cada ítem de la economía que hoy no funciona está directamente vinculado a los holdouts.
Algunos funcionarios no están muy lejos de ese discurso de barricada del cual somos tan afectos los argentinos cuando asimilamos la mística futbolera e intentamos aplicarla a cualquier rubro de la vida.
“El juez Griesa no resolvió nada y los buitres siguen amenazando”, fue el título del documento al que le puso la firma  Axel Kicillof, tras conocerse que el magistrado neoyorquino rechazó el pedido de poner en suspenso el fallo que obliga al país a pagar U$S1.600 millones.
El “tonito” del ministro de Economía no cayó nada bien en los pagos de Obama. Griesa calificó de “retórica reaccionaria” las declaraciones del funcionario  de Cristina Fernández. 
Lo cual no tuvo nada que envidiarle a la verba encendida del argentino de a pie, que así como un día puede ser el sucesor de Sabella y armar en 10 minutos su propio seleccionado, también se le anima a esgrimir una estrategia para burlar a los antipatrióticos buitres. 
En medio de los tires y aflojes, la cuenta regresiva se acorta y la situación de nuestro país se acerca a un peligroso precipicio al que sólo se puede nombrar como default.
Si la Argentina no paga el 30 de julio, los bonistas que todavía no vencieron podrían pedir la aceleración de la deuda y disparar aún más la abultada cifra.
Ante el abuso de conjeturas, de opinólogos con carnet hasta referentes serios de la política y la economía, la Presidenta salió a marcar la cancha: “En default entran los que no pagan, y la Argentina pagó”.
En el lenguaje de la tribuna, sería algo así como suscribir a la táctica de Sabella: esperar replegados en defensa para contragolpear cuando el rival menos lo espere. 
Ojalá nos salga mejor que contra Alemania. 

(Diario UNO, 24 de julio de 2014)