El caso de los dos hermanos a los que no dejaron ingresar a un boliche de Ciudad y debieron ser resarcidos económicamente por tratarse de un acto de discriminación, marca un valioso antecedente para la reflexión y el debate.
Los damnificados por el lugar de diversión (Apeteco) denunciaron en agosto de 2012 el hecho ante el Inadi y abrieron una causa en la justicia.  
Primero, el argumento para no dejarlos ingresar fue que no eran clientes, para luego explayarse y -con eufemismos- darles a entender que petisos y morochos no eran la clase de gente que aceptaban en ese lugar. 
Finalmente, un fallo a favor de Cristian y Andrés Vega determinó que el local bailable deberá pagarles $40 mil a cada uno.
La mitad de ese monto corresponde al daño moral y la otra parte es una multa civil a favor del consumidor. 
Esto se aplica por primera vez en la provincia, ya que había sido incorporado en la reforma de la Ley de Defensa al Consumidor en 2008 para desactivar conductas de este tipo por parte de estos espacios nocturnos.
El Inadi intervino en este caso ya que consideró que los jóvenes fueron discriminados en la entrada al boliche. Esa posición quedó expresada a través de un dictamen que luego se adjuntó a la causa. 
La repercusión que alcanzó este caso a nivel público, sobre todo por el enorme eco en las redes sociales, alertó una situación que se da con más frecuencia de lo que uno cree. 
La mayoría no trasciende porque no se realiza la denuncia como sí hicieron valientemente los dos hermanos.
El derecho de admisión debe basarse en normas objetivas, informadas con anterioridad. Estas, lógicamente, no pueden discriminar, como lo establece la Ley 26.370.
Por ejemplo, se pueden establecer condiciones respecto de la vestimenta de quienes pretenden ingresar al local, pero no impedir su ingreso por alguna característica física, de género o ideológica.
La normativa es clara para evitar que los controles de ingreso a los lugares de diversión no sean arbitrarios o torpemente subjetivos.
No someter a los clientes a situaciones vejatorias y vergonzantes es una condición sine qua non para que estos establecimientos no corran el mismo destino que Apeteco.

(Diario UNO, 4 de julio de 2014)