El fallo favorable a los fondos buitres tiene tal trascendencia política y económica  que es prácticamente la única noticia que pudo, al menos por momentos, instalarse casi a la par del Mundial de Brasil. 
Por estos días, los opinólogos de café hacen zapping entre el triunfo de los alemanes, el poderío de los holandeses y el fracaso de los españoles, para luego pasar a hablar de “default”, criticar al juez Griesa y sostener airadamente que es imposible pagarle a los especuladores.
Tras el fallo de la Corte de Justicia de los Estados Unidos que levantó la cautelar que suspendía el pago a los “buitres”, sobrevino la noche para una economía que parecía que ya había tocado fondo.
Sin embargo, la sentencia abrió la puerta al pago de U$S1.500 millones a los acreedores non sanctos y U$S900 millones a los bonistas que aceptaron reestructurar su deuda. Esto, según el propio ministro Axel Kicillof, implicaría empujar al país al temible default.
No obstante, la voluntad de negociar pero con otras reglas del juego, no sólo fue expresada por el gobierno de Cristina Fernández. 
Ayer, también recibió un fuerte respaldo de todo el arco político con representación en el Congreso nacional.
Es precisamente en estos hitos de la historia de un país cuando debe primar la visión de Estado por encima de la posición partidaria y cortoplacista. 
Las consecuencias de abrir el grifo al pago de los “buitres” van a atravesar indefectiblemente a esta y, sobre todo, a futuras gestiones de gobierno. 
Por esa razón, era un mensaje esperable que se tomara la decisión de negociar pero advirtiendo que se hará con un plan propio. Es decir, no aceptando a ciegas otorgar graciosamente a los carroñeros financieros una rentabilidad que no tiene ningún tipo de lógica.
El juez Thomas Griesa, quien ayer recibió a la comisión enviada por el gobierno nacional, expresó en esa reunión: “No quiero que Argentina se vuelva a reír de una sentencia judicial”.
Hasta ahora, el magistrado movió sus fichas de tal forma que creó las condiciones necesarias para que los fondos buitre queden habilitados para exigir el cobro inmediato de la deuda. 
Hay demasiado dinero e intereses en juego, por eso de ahora en más cada paso que dé la Argentina no puede ni debe permitirse un margen de error. 
En plan optimista, se necesita un Messi que resuelva el partido cuando todo indique que nos vamos quedando fuera del Mundial (financiero, en este caso). 

(Diario UNO, 19 de junio de 2014)