La pasión en común por la lectura y los libros fue el motor para que tres amigas se unieran para darle vida a "Sigamos enamoradas", un nuevo sello editorial que se propone generar un espacio para el “cuidado amoroso de la literatura”.

Cuentan las buenas lenguas (o las amigas poco discretas) que Cecilia Romana es de enamorarse con relativa facilidad. Por eso, cuando Karina Macció le dedicó su libro con un “Sigamos enamoradas” (cada una de su propio chico, se aclara), empezó a utilizar esa luminosa frasecita como un mantra de eterna primavera.
Tal efecto produjeron esas dos energéticas palabras que terminaron dando nombre a un nuevo sello editorial. Mercedes Araujo, Marina Serrano y la enamoradiza Romana conjugaron la química de la amistad y la literatura para darle impulso a este proyecto basado en la pasión antes que en la lógica del mercado.
Mercedes, crédito mendocino de la flamante editorial, interrumpe su agitado día en Buenos Aires (donde está radicada desde hace unos años) para darle pistas a Señales de qué va esta patriada literaria.
–¿Por qué saltar de la solitaria tarea de la creación para compartir un proyecto editorial?
–Sigamos enamoradas es la materialización de una amistad genuina y cotidiana, anclada principalmente en los libros pero no sólo en ellos; es por lo tanto un proyecto editorial que nace como el fruto de nuestra alianza como escritoras, como lectoras y como chicas que descansan de la soledad de la escritura y se reúnen a conversar de sus intereses y de sus amores; siempre con un vino mendocino de por medio.
–¿Tiene Sigamos enamoradas su propio credo poético, su propia épica en medio de un mercado inexistente?

–En principio la editorial no es exclusivamente de poesía, así que tampoco nuestro credo es necesariamente poético, pero sí la fundamos con una idea específica que es el amor a la literatura y a los productos literarios. Nuestra épica está fundada sobre el punto de enclave entre nuestros gustos literarios y nuestra capacidad económica para difundirlos. La épica de Sigamos... está en hacer las cosas como uno suele hacerlas cuando se enamora, casi sin pensar en las consecuencias. Buscamos generar un espacio para el cuidado amoroso de la literatura. Entre nuestros anhelos fundamentales está el de crear una dimensión activa del contacto entre el autor y el lector, a través de la publicación, la organización de lecturas, fiestas y cualquier excusa que sirva para liar al libro con el lector.
–¿Se sienten parte de la movida de editoriales y revistas independientes como Belleza & Felicidad, Pisar el Césped, Música Rara, Voy a salir y si me hiere un rayo, Los amigos de los ajeno, Plebella, La voz del erizo y Zapatos rojos, entre muchos más?

–La verdad es que nos gusta y nos interesa lo que ellos hacen; la poesía suele ser un espacio de amor (también de odios), pero no pertenecemos a ningún grupo, por eso podemos asociarnos e interactuar con cualquiera sin el riesgo de cometer incesto o de caer en la endogamia poética actual. Sí apoyamos y buscamos actuar en pro de la diversidad, es una especie de convicción ecológica, ya que creemos que la pérdida de la diversidad literaria puede ser tan grave como la pérdida de la diversidad biológica.
–¿Qué puntos en común tienen con esas propuestas y en qué creen que se despegan claramente?
–En común reconocemos una marcada presencia femenina en esos grupos y el trabajo editorial entendido como un emprendimiento independiente o artesanal que persigue la diversidad. La diferencia es que mientras la mayoría de ellos se dedica principalmente a editar poesía, nosotras tenemos un proyecto editorial que abarca narrativa, ensayo, crónicas de viaje y hasta vitivinicultura o arte.
–¿Sirve seguir creando tribus, atomizando el gueto, o cada nueva propuesta igual suma?
–Nuestra idea tiene que ver con integrar y revalorizar diferentes voces creativas que no se circunscriban a Buenos Aires. En ese sentido, nuestro primer título fue una antología (Hotel Quequén) de 15 autores de los cuales seis nacieron en el interior. De esa forma, la tendencia de Sigamos... tiene que ver más con una anulación de las fronteras que con una nueva atomización.
–Arrancaron con una antología poética, pero también preparan El evangelio de Judas. ¿Este proyecto abarca todos los géneros o la política es sólo editar lo que las entusiasme?
–Los derechos del Evangelio de Judas fueron vendidos a la Editorial Trotta de Madrid, pero tenemos un arreglo para sacar la edición bilingüe (copto-castellano) a fines de este año. Asimismo, vamos a editar la novela Tiempo salvaje (M. Araujo), el libro de ensayos Paisaje oblicuo, de Diego Bentivegna, y los libros de poesía de Osvaldo Bosi y Marina Serrano. Un proyecto importante que tenemos en mente es organizar el primer encuentro argentino-chileno de literatura en Mendoza.
–“La poesía no se vende porque la poesía no se vende”, decía Guillermo Boido. ¿Cómo manejan el aspecto comercial de este proyecto?
–Sigamos enamoradas no cobra a sus autores ni acepta publicaciones pagas, lo cual no es frecuente. Hacemos hincapié en modificar las formas de costear el gasto inicial. Otra es que los autores de renombre con mayores posibilidades de venta sustenten a autores menos conocidos pero igualmente valiosos.

(Publicado en suplemento Señáles, Diario UNO, 2 de julio de 2006)

El archivo