Mayordomos abstenerse. “Negro absoluto” lleva por nombre la editorial que desde hace un año comanda el histriónico escritor Juan Sasturain (“Arena en los zapatos”, “La mujer ducha”, “Manual de perdedores”) y cuya premisa no admite desvíos: sólo publicar novelas negras, policiales que sí o sí deben contener un detective por protagonista y un escenario único: Buenos Aires. Hasta el momento ha editado seis títulos de autores como Osvaldo Aguirre, Juan Terranova, Leonardo Oyola, Elvio Gandolfo, Ricardo Romero y Federico Levín. Advertencia: todo lo que lean podrá ser usado en su contra.
Jorgeluis.com. La teoría no por extraña deja de ser interesante. Si alguna vez pudimos pergeñar el micro, la bic y el dulce de leche, ¿por qué no la babel virtual? “Borges es el verdadero creador de la Web, porque tenía una forma estructural de pensar que es la de Internet. Él fue el server que nos convirtió en users”, aseveró absolutamente convencido el prestigioso profesor Alfonso de Toro, académico de la Universidad de Leipzig y fundador del Centro de Investigaciones Iberoamericanas. Ya que estamos: Google repite el eco de don Jorge Luis 3.060.000 veces; todo un desafío para el memorioso Funes.
Los chicos crecen. Corría agosto de 1994 cuando Juan Carlos Kreimer, nombre clave en la historia del periodismo de rock en Argentina, creó los hoy famosos libros “Para principiantes”, una imprescindible puerta de entrada al conocimiento de filósofos, científicos, psicoanalistas, escritores y movimientos varios. Kafka, Marx, Einstein, Lacan, Borges, Bourdieu, Sartre, Darwin, Nietzsche, Cortázar, Marxismo, Surrealismo, Guerra Civil Española, son algunos de los “protagonistas” de esta colección que, además de plumas nacionales (Felisa Pinto, Carlos Polimeni, Florencia Abbate, Martín Lafforgue, J.C. Kleimer) incluye el arte de tapa de renombrados dibujantes (Rep, Liniers, Alcatena). Quince años que, desde aquel ceño fruncido de los libreros hasta este presente de publicaciones que se exportan, nos han legado nada menos que 123 títulos.
Algo huele bien. Anthony Bourdain no es figurita difícil si el lector de esta columna suele hacer zapping y de casualidad (o no) engancharse con su programa “Sin reservas” por Discovery Travel & Living. En él se encarga de desmitificar el supuesto paladar insobornable de los chefs.
Si hay que comer tuercas y éstas son la comida más popular del lugar, no dudará en hincarle el diente. Sus tours son divertidos, caprichosos y sorprendentes como su famoso conductor (aunque nunca cumpla este rol y parezca más bien un guía más confianzudo que amigable). Todo esto para dar pie a la noticia de que Del Nuevo Extremo acaba de reeditar su best seller “Confesiones de un chef: aventuras en el trasfondo de la cocina”. Un libro con el que se ganó el odio de medio Nueva York y la admiración incondicional del otro 50 por ciento. Bon appetit.
Beethoveniana. “Tal vez el enigmático acorde/ que abre la Novena/ haya sido solamente un alarde de poder./ Tal vez al omitir un sonido/ resbaló la incertidumbre,/ sacudió la melena con una carcajada,/ sostuvo que la ausencia es cuestión/ de discutible relatividad./ Tal vez no fue tormento/ sino ironía póstuma perpetua,/ no el temporal de tímpanos exhaustos,/ sólo la mueca de sarcasmo/ que adivina obstáculos/ en medio de la ceguera. (Poema de la reconocida música, docente y escritora mendocina, radicada en Buenos Aires, Silvia Dabul, de su libro “Lo que se nombra”, Ediciones en Danza, 2006).
Me suenan. Para descansar el oído y activar el ojo, algunas biografías de músicos que ya son historia o parte de: “99 biografías cortas de músicos célebres”, de M. Davalillo, quien no deja clásico sin revisitar; “Oasis”, la banda de los bipolares hermanitos Gallagher, según el estilete de Cyril Deluermoz; “Cash”, escrita por el propio Johnny y Patrick Carr; y “Crónicas, volumen 1”, o de cómo el eterno Bob Dylan cuenta su vida mejor que nadie. Cambiando de rubro, quien insiste con la ficción es el siempre oscuro y talentoso Nick Cave. El músico australiano acaba de editar su segunda novela, “La muerte de Bunny Munro”, sucesora de aquel lejano y endeble debut de “Y el asno vio al ángel”.

(Publicado en Diario Los Andes, 27 de setiembre de 2009)

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