De puño y mouse. En “El Cuaderno” de José Saramago cohabitan apuntes, observaciones y opiniones donde la lucidez y el humanismo del Nobel portugués son su marca de agua. Textos que primero aparecieron en su blog http://cuaderno.josesaramago.org llegan ahora a este libro de jugadas reflexiones sobre política, actualidad, cultura, derechos humanos, personajes, literatura y misceláneas. A sus 86, el autor de “Ensayo sobre la ceguera” se despidió el lunes pasado de sus seguidores bloggers con una buena coartada: dedicarse a su próxima novela y la promesa de que cuando tenga algo para comentar ese espacio será el elegido. Estaremos atentos.
Manzanas (deliciosas). Aunque Cecilia Romana (Buenos Aires, 1975) diga que no es como Frost, “que de una manzana hace un poema”, no hay que creerle. A falta del postre de Eva, a ella le alcanzan un lavarropas, una rodaja de pan, unas medias, un almuerzo, una mudanza, para pintar su aldea doméstica. Premiado por el Fondo Nacional de las Artes y publicado por Ediciones En Danza, “El libro de los celos” refleja los claroscuros de la vida en pareja a través de poemas que bien podrían leerse como un diario íntimo no exento de humor, pasión y egoísmo. “Nosotros dos: el mismo libro en diferentes ediciones”, apunta allí la editora del sello Sigamos Enamoradas.
No soy un santo (todavía). “Música para camaleones” merece ser recordado (y recomendado) tanto por incluir alguno de los mejores cuentos de Truman Capote (1924-1984) como por ese demoledor prefacio donde reconoce: “Cuando Dios nos ofrece un don, al mismo tiempo nos entrega un látigo, y éste sólo tiene por finalidad la autoflagelación”. Algunos hitos de su don: el relato que da título al libro, donde una aristócrata de Martinica toca Mozart para demostrar a su invitado que a los camaleones -“esas criaturas excepcionales”- les gusta la música; la nouvelle “Féretros tallados a mano” (donde retoma el método de no ficción con que dio forma a su obra mayor, “A sangre fría”); “Una hermosa niña”, tal vez el más sensible retrato de Marilyn Monroe que se haya escrito; y “Vueltas nocturnas”, donde habla consigo mismo y se somete a un impiadoso autorreportaje en el que no duda en castigarse duramente con el látigo del prólogo.
Un negro de fierro. Da la sensación, ahora que lo perdimos, que a Roberto Fontanarrosa no le quedaron -al menos a nivel artístico- demasiadas materias pendientes. Haber dibujado un clásico como el “Martín Fierro” de José Hernández seguramente fue uno de los grandes gustazos que se dio (nunca, claro, como gritar un gol de Central). Los primeros trazos del gaucho más mentado los dio en 2005, a pesar de la enfermedad neurológica que ya padecía. El entusiasmo fue tanto que además hizo dibujos, bocetos y hasta parte del guión de la película “Fierro”, dirigida por Liliana Romero y Norman Ruiz, y estrenada pocos meses después de su muerte. Cada rasgo del “personaje emblemático de nuestra literatura nacional” (como lo consideraba el Negro) lleva su inconfundible sello; razón más que suficiente para releer la “Biblia gaucha” en versión ilustrada o disfrutarla en el cómodo DVD.

(Publicado en Diario Los Andes, 6 de setiembre de 2009)

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