Un cambio de época. Así sintetizó Mauricio Macri el ajustado triunfo del domingo frente a Daniel Scioli.
Con su llegada a la presidencia comienza un nuevo ciclo político en la Argentina, a la vez que decreta el final de un proceso de 12 años de gobiernos kirchneristas. 
Esto no significa necesariamente que esa línea del peronismo desaparezca. Si Cristina Fernández está dispuesta a seguir liderando esa fuerza, con 15 provincias comandadas por gobernadores del FPV, su rol como oposición puede ser fundamental.   
Lo expresado por las urnas reflejó que había una fuerte demanda de cambio por un lado, pero también que otra buena parte de los argentinos respaldaba una continuidad de lo hecho por el peronismo.
El 51,4% a favor de Macri sobre el 48,6% de Scioli debe poner en guardia al líder de Cambiemos. Es decir, no cuenta con un cheque en blanco para barajar y dar de nuevo, despreciando aquellos logros del gobierno saliente que tuvieron su respaldo en las urnas.
Más allá de las propuestas y objetivos de las dos fuerzas que llegaron al balotaje, lo que está fuera de discusión es que con 30 años de recuperada democracia no se puede retroceder.
La polémica que disparó ayer el editorial de La Nación, engañosamente titulada No más venganza,  le hace flaco favor al flamante presidente de la Argentina.
Lejos de cerrarle la puerta al odio y el revanchismo de antaño, postula -con argumentos deleznables- “terminar con las mentiras sobre los años ‘70 y las actuales violaciones de los derechos humanos”.
Desconocer la historia es grave, tanto como manipularla. Como cantaba hace años el Indio Solari, “violencia es mentir”.
Mauricio Macri tiene el mandato que le otorga la ciudadanía para llevar adelante políticas que mejoren su calidad de vida, pero también para ser el garante de los derechos esenciales de todos los argentinos.
Es inadmisible que el nuevo mandatario reciba en su primer día de electo tan torpe apriete en un tema harto sensible para un país que en base a la justicia y a la memoria aún sigue buscando cerrar las heridas. No negándolas u olvidándolas. Macri aseguró “la justicia tendrá plena independencia para que los jueces sigan trabajando en todos los juicios de lesa humanidad”.  
El editorialista de LN consiguió así el efecto contrario: el compromiso de que la justicia cumplirá su misión.

(Diario UNO, 24 de noviembre de 2015)