Una jornada intensa, caliente, plena de idas y vueltas, de cruces y chicanas, se vivió ayer en la legislatura provincial.
No todos los días se deciden cargos que no tienen fecha de vencimiento. Argumento que la oposición, entonada por el clima preelectoral, tomó como eje para batallar en contra de los candidatos propuestos por el gobernador Francisco Pérez.
Los principales cuestionamientos estaban dirigidos a Miriam Gallardo, quien había sido propuesta para ocupar un cargo en el Suprema Corte de Justicia. 
Los dardos apuntaban a la ex senadora justicialista y actual concejala de Maipú por no poseer un currículum profesional a la altura del espacio que hay que cubrir en el máximo tribunal de la provincia. 
Tras días de conjeturas, declaraciones de alto impacto y cuentas de uno y otro lado, las bolillas blancas no alcanzaron. Fueron 18 y para pasar el filtro legislativo necesitaba apenas una más.
Fue en el transcurso de esta votación cuando se produjo lo que para algunos tildaron de papelón y otros, más benévolos, de confusión.
La versión de que una senadora había colocado dos bolillas por error le daría pie al oficialismo para que se volviera a votar. Opción que la oposición rechazó de plano y a los gritos, diciendo que repetir el proceso de votación era un delito penal.
Mientras tanto, acólitos radicales y del PRO se encargaban de meter presión a través de las redes sociales. 
Allí fue cuando debió salir el vicegobernador Carlos Ciurca a calmar las aguas admitiendo que los números no le daban a Gallardo y que no se votaría de nuevo porque, ante todo, había que garantizar la institucionalidad. Fin del primer capítulo.
Una vez apaciguados los ánimos, llegó el turno de Fernando Simón, quien pasó exitosamente la prueba y será el próximo Fiscal de Estado. 
El senador, tal como había anticipado, salió del recinto para no “autovotarse”. Lo mismo hizo Ricardo Pettignano, que logró su pase al Tribunal de Cuentas. 
 Dejando de lado los nombres y los cargos en cuestión, lo que vale sacar en limpio es que el sistema de bolillas es obsoleto y poco transparente. 
Los candidatos a puestos tan estratégicos deberían surgir por amplio consenso y contar con antecedentes suficientes para evitar todo tipo de conjeturas, más propias de la política de conventillo que del planteo serio de quienes luchan por instituciones sanas y fuertes. 

(Diario UNO, 1 de abril de 2015)