La venganza se está tornando en la forma más frecuente de dirimir los conflictos. 
En la semana que concluye hubo dos casos emblemáticos de esta forma extrema de resolver las diferencias. 
Uno de ellos, el más dramático sin dudas, ocurrió en Concordia, Entre Ríos. 
Para vengarse de su ex mujer, un hombre de 41 años decidió estrellarse contra un camión mientras se trasladaba con dos de sus hijos.  
En el impacto falleció uno de los chicos y el otro quedó muy grave. El padre, que también resultó con heridas, paradójicamente salvó su vida.
Horas antes, el asesino de su propio hijo había enviado un mensaje a su ex mujer advirtiéndole: “No vas a ver más a tus chicos”.
El precio de las diferencias de pareja, una vez más terminaban pagándolas los más débiles. 
En otro ejemplo de justicia por mano propia, un padre que se enteró de que a su hija la habían engañado a través de Facebook y luego abusado en un hotel, no dudó en ubicar al protagonista del abuso.
Se trataba de un hombre de 37 años que había seducido virtualmente a una adolescente de 14 años.
Una vez que ubicó la dirección del violador, sediento de venganza el padre lo fue a buscar a su propia casa, en pleno centro de Mar del Plata.
Allí lo sorprendió y le dio dos puñaladas. Las heridas no fueron mortales, por eso cuando fue a un hospital para ser atendido fue localizado y apresado por la policía. 
Son apenas dos casos de los tantos que a diario reflejan los medios de comunicación. 
Lo sintomático es que se transformó en un modus operandi que evita taxativamente la 
resolución de los conflictos por otras vías más humanas, incluso más legales.
Apostar al diálogo, aportar argumentos o recurrir a la ayuda profesional, son opciones que pierden groseramente ante lo emocional. 
Un mero roce de autos puede detonar un caos de tránsito y una violencia física que en otras épocas sólo se veía en las películas. 
Hoy, la calle es un campo de batalla.
De ahí que la expresión “bajar un cambio” resuene cada vez más como una advertencia de que estamos cruzando un peligroso límite. 
Un paso que, en virtud de los ejemplos citados, darlo no nos conduciría a otro lado que no sea al precipicio. Frenar es una opción.  

(Diario UNO, 26 de abril de 2015)