Cuando la expresión “lo dije a título personal” viene de boca de un funcionario público, algo empieza a hacer un poco de ruido. 
No porque no se puedan tener visiones que vayan a contrapelo del gobierno al que pertenecen, sino porque cuando se emite una opinión a través de los medios o de las redes sociales no se puede ser tan ingenuo de creer que los receptores no van a ligar esos dichos con el cargo que ocupan. 
Un tema en apariencia menor como el de la ex reina vendimial Flor Destéfanis preguntándose quién pudo haber votado al candidato de la izquierda, Nicolás Del
Caño  (a la sazón elegido como quinto diputado por Mendoza), adquirió otra entidad porque quien inquiría hoy es nada menos que la responsable del estratégico Centro de Congresos y Exposiciones.   
Tras su supuesta inocente pregunta a través de Twitter, la bella funcionaria intentó poner paños fríos: “Sólo pregunté por los fundamentos de su decisión, lo que seguro me servirá para la autocrítica personal y de mi partido”. A esa altura la polémica se había viralizado de una manera notable. 
Pero este caso no es ni el primero ni el último. Todo el tiempo asistimos a cruces similares que, nobleza obliga, terminan llenando espacio en cuanto medio acepte hacerse eco del tole tole.
Sin bucear demasiado, ahí están los recientes ejemplos de Alfredo Casero o Víctor Heredia, quienes se expresaron en distintos temas por medio de las redes y generaron un revuelo tal que al final terminaron opinando desde actores hasta políticos. 
Más allá de las posiciones que cada uno esgrima en estos por momentos alocados duelos verbales, lo que hay que celebrar producto de los 30 años de democracia es que se pueda opinar libremente. Después, que esto se produzca en un contexto de intolerancia y, por qué no, de mala fe de algunos, ya es otro tema. 
El nivel de exposición que posibilitan las redes sociales es un arma de doble filo. En apariencia democratiza la libre circulación de las ideas, pero por otro lado deja expuestos a quienes opinan a que sean bastardeados o, en el mejor de los casos, a que le alimenten su ego.