En tiempos en que los mediáticos, esos mediocres personajes que copan la pantalla a toda hora, ganan una fama inversamente proporcional a su talento, en silencio y lejos de las luces irrumpen aquellos que son su bienvenida contracara. Lógicamente, no tienen prensa ni la buscan. No les importa. Lo suyo es el bajo perfil, casi el anonimato. Van a los hechos, no a su puesta en escena. Un ejemplo de esto, y por suerte no el único, es el de los creadores del Centro Amigos del Discapacitado Motor (CADIM). Desde hace casi 14 años, esta organización social viene trabajando activamente con jóvenes y adultos que padecen discapacidad motora o parálisis cerebral. En la edición de hoy, nuestra Página Solidaria da testimonio de una labor incansable que, como en casos similares, arrancó con la necesidad y el entusiasmo de los padres, el compromiso de un puñado de profesores y de particulares sensibles a estas causas que rara vez encuentran eco en los medios de difusión. Con más ganas y energía que dinero sonante, los impulsores de CADIM pusieron en el centro de sus prioridades generar un espacio para que chicos y grandes pudieran seguir estudiando. Hoy, además de ofrecer talleres de música artesanía, gastronomía y fonoaudiología, cuentan con un plantel de profesionales de distintas disciplinas y hasta con consultorio odontológico. Para que este tren no se detenga, esta ONG rema el día a día con el aporte solidario de la comunidad y campañas propias, nunca con subsidios o dádivas políticas. Difundir su incansable trabajo, pensamos, es una de las tantas formas para que aquellos que siempre están atentos a dar una mano sepan dónde y cómo ofrecerla. Según testimonia su coordinador general Fernando Alin, nada de esto se podría haber logrado sin el apoyo de tantas personas de las cuales difícilmente trascienda su nombre, pero que están presentes en cada logro de esta institución. Son esos mismos que caminan por la vereda de enfrente de los mediáticos. Los que ayudan a no generalizar y decir que este país no tiene solución. Los necesarios.

(Editorial Diario UNO, 6 de febrero de 2012)

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