En la búsqueda de un giro de 180° en su carrera, el argentino radicado en España, Andy Chango, dejó atrás el rock para indagar en la obra del inclasificable autor francés y darle forma a un disco tan delirante como sus creadores.

Desde su temprana muerte a los 39 años, ese auténtico perro verde de la literatura y la música que fue Boris Vian viene siendo redescubierto y bendecido por las nuevas generaciones con una admiración que lleva, por caso, a que un rockero como Andy Chango se sumerja cinco años en la obra del francés para volver a la superficie con un disco basado en canciones del autor de Que se mueran los feos.
Radicado desde hace varios años en España, el argentino buscaba darle a su carrera un cambio de rumbo significativo y lo logró con este trabajo que, entre otros logros, se permite transformar en un tangazo al tema Relaciones peligrosas (cantado con Fito Páez) y darles a las composiciones de Vian un toque personal sin perder el humor, los guiños, la mordacidad y las sutilezas del inefable Boris, al adaptar los textos al lenguaje de hoy. Se permite, por ejemplo, citar a Chamberí, su barrio en Madrid, tomarse un “vinazo” o soñar con tener 1, 4 y hasta 7 “euros” con 50. Libertades que seguramente el ingeniero más excéntrico de Francia hubiera avalado brindis mediante.
“Hemos respetado no sólo el humor de Vian sino su cinismo, pero nos tomamos la libertad de cambiar algunas letras manteniendo las ideas de las frases, aunque todo, hay que decirlo, no siempre fue así, en ocasiones nos íbamos por la tangente”, reconoció Andy a El País.

Rockero de biblioteca
Encarar su obra más ambiciosa le significó a Chango revisar no menos de 300 canciones del autor de La hierba roja, además de leer todos sus libros, para lo cual –asegura– recurrió a las bibliotecas de sus amigos y a las públicas. Pero faltaba lo principal: el sí de la viuda de Vian, Ursula Kluber, para contar con los derechos de la música.
Para ese delicado gesto revisionista, Andy contó con la colaboración del “vianesco” cantautor Javier Krahe, del poeta Luis Antonio de Villena y el trombonista Norman Hoghe. En lo musical, y más tratándose de Vian, hay de todo: jazz, soul, blues, pop y hasta ¡tango! Aquí su mano derecha fue el pianista Federico Lechner, quien tuvo en sus manos los arreglos y dirección artística del disco. El combo sonoro incluyó al armonicista Antonio Serrano, al trompetista Jerry González, a sus viejos compañeros de ruta Andrés Calamaro, Ariel Rot y Fito Páez, y a las actrices Emma Suárez y Malena Alterio en el coro de ángeles.
Entre las composiciones, donde sobresalen el humor y la ironía de Snob, El blues del dentista y Viva el progreso!, no podía faltar un clásico de Vian como El desertor, uno de sus temas más emblemáticos ya que en su momento instaba a desertar del servicio militar. Tal eco alcanzó que fue traducido a más de 30 idiomas. En esta versión 2008 es cantado en inglés por Norman Hoghe.

El brindis del chansonnier

El arte de tapa no es un tema menor en un proyecto que no descuidó detalle. Fue diseñado por Edgardo Carosia basándose en una de las tantas locuras del autor de Escupiré sobre vuestra tumba: el pianocktail, ese delirante piano que sirve una copa según la melodía que se toque en él.
Ya en su novela La espuma de los días Vian hablaba de un instrumento que asociaba cada nota con un alcohol o un sabor y que según la melodía que se interpretara servía un whisky o un ron.
El booklet incluye los textos originales en francés y sus particulares versiones en español, lo que permite comprobar hasta dónde el ¿ex? rockero se permitió licencias para aggiornar las composiciones del chansonnier.
Sin dudas, el 2009 será el año Vian, ya que se cumplirán 50 años de su muerte, por lo cual el trabajo del argentino viene a hacer punta en lo que se espera será una explosión de performances, discos, publicaciones y reediciones de una obra tan imperecedera como la leyenda del inclasificable creador francés.

(Publicado en suplemento Señales, Diario UNO, 2008)

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