Un fantasma imprescindible. En el supuesto caso de creer en los talleres literarios, un libro que no debería faltar a la hora de ejemplificar lo que es un buen cuento es, precisamente, “Nueve cuentos”, del siempre misterioso J.D. Salinger (Nueva York, 1919). Joyas como “Un día perfecto para el pez banana”, “Para Esmé, con amor y sordidez”, “El hombre que ríe” y “El período azul de Daumier-Smith” (donde escribe: “Siempre nos damos cuenta demasiado tarde, pero la mayor diferencia entre la felicidad y la alegría es que la felicidad es un sólido y la alegría un líquido”), son contundentes muestras de que al autor de “El guardián en el centeno” (o su traducción más conocida, “El cazador oculto”) le bastaron un puñado de libros para convertirse en un escritor imprescindible, de esos que no importa en lo más mínimo si aún vive o si ya desembarcó en alguno de los temidos infiernos del Dante.
La voz multiplicada. Con “Denuncia”, obra escrita a cuatro manos por Juan de la Maza y Rubén Vigo, la editorial Tortitas Caseras pone un pie en el inexistente mercado mendocino con la firme convicción de que cuando hay algo para decir se justifica la apuesta de editar un libro a pulmón. El concepto de “Denuncia” es tan claro como directo: “traducir” la América de la maldecida conquista para releerla desde un presente no menos condicionado. Los autores han licuado sus personalidades en pos de un discurso único que, a su vez, pretende ser “todas las voces, todas” a las que arengaba Tejada Gómez. En este trayecto, el dúo autoral es acompañado visualmente por las pinturas de Damián Vigo, también responsable del arte de tapa.
Va de nuevo
. “Lo que quedó es lo más lindo que escribí en la vida y fue sin querer”. Así de orgulloso está Hernán Casciari al referirse a su flamante hijo literario, la novela autobiográfica “El pibe que arruinaba las fotos”. Argentino radicado en España, este autor se hizo conocido en nuestro país por “Más respeto que soy tu madre”, libro que Antonio Gasalla adaptó al teatro con notable éxito de taquilla. Casciari, quien ya cargaba con el sayo de ser el blogger más popular de la madre patria, también destila una fina mirada de la realidad en sus columnas domingueras en Los Andes y La Nación. A su manera, la comedia y el drama son el pasto del que rumia su estilo costumbrista; ese que tanto le debe a la instantaneidad de la web.
Leer para que se abra el mundo.
Y un día volvió. Y quienes lo extrañamos, ahora celebramos su retorno casi tanto como la vuelta de Palermo tras una larga lesión o el astronauta que subió a hacer lo suyo. Volvió “Ver para leer”, la propuesta televisiva del escritor, periodista y director de la revista Fierro, Juan Sasturain. La mala noticia es que este ciclo será más corto que el anterior: apenas seis capítulos, grabados en distintos puntos del interior del país. Acerca del placer de leer, el histriónico conductor le dijo a La Nación: “Uno lee o empezó a leer porque descubrió algo placentero al hacerlo. Y esa es la única razón valedera. Ni obligación ni necesidad de instruirse ni ninguna otra cosa. Leyendo buena literatura se abre el mundo, se enriquece la experiencia”. Leer para ver.

(Publicado en Diario Los Andes, 11 de octubre de 2009)

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