Un libro ya pronto serás. ¿Quién dijo que libros son sólo aquellos que nos seducen en librerías o bibliotecas? Hay numerosos autores mendocinos, algunos éditos y otros tantos inéditos, que están fogoneando en soledad (y no pocas veces en público) una obra con un poder de fuego que ya encontrará el momento justo de dar con el combustible del estallido. Uno de ellos es Leandro Hidalgo, el hiperkinético performer mendocino que logró instalar en el calendario literario local su más que recomendable ciclo Elefante. Cultor y militante del microrrelato, este flamante sociólogo cuenta con dos libros que transitan ese popular género -“Instantáneas” (2005) y “Capacho” (2008)- y que acumulan méritos suficientes para ingresar a los boxes de cualquier imprenta. De su microficción, una minimuestra: “Todas las ciudades tienen su zoológico. A menudo los hombres necesitan recordarse lo que no son” (Lo que somos). Al mismo precio, otro: “Las jirafas hacen silencio allá en lo alto. Dios les creó esos cuellos extensos para vigilar los discursos agnósticos y materialistas de esas descreídas” (Las agnósticas).
Oficio de explorador. Jorge Accame es el típico porteño que se hartó de Buenos Aires y optó por anclar en el interior. Previo año de estadía en Italia, en 1982 se instaló en Jujuy. Desde allí no ha parado de producir poemas, novelas, cuentos y obras de teatro, además de ganar no pocos galardones (el año pasado obtuvo el Premio La Nación-Sudamericana con “Forastero”). Algunos de sus libros son “Concierto de jazz”, “Segovia o de la poesía”, “Punk y Circo”, “Suriman ataca” y “Venecia”. La reedición de “Diario de un explorador” permitió al profesor de Letras agregarle nuevos cuentos y transformarlo en “Cumbia”; un puñado de historias que van del realismo a lo fantástico sin sobresaltos y donde lo que en un pueblo se reduce a simples anécdotas, en la pluma de Accame devienen en atrapantes relatos. Con la misma facilidad con que ellas y ellos se mueven al ritmo de Los Mirlos del Perú, así de sencillo es echarle mano a estas páginas como si de cinturas se tratara.
La crítica, también una mercancía
. Daniel Link es uno de los pensadores y ensayistas argentinos más renovadores en cuanto a abordaje y temáticas. A su libro “Leyenda. Literatura argentina: cuatro cortes” (Entropía, 2006) lo define como un “conjunto de intervenciones” acerca de la literatura argentina. Lo que sigue es un aperitivo para acercarse a su obra. “Los libros, se sabe, circulan como mercancía. Existe un mercado, constituido por el público, los autores, los editores y diversos agentes de mediación entre los que la crítica es una institución decisiva. La crítica descubre, dictamina, sanciona, premia o condena. Los críticos ponen en circulación textos, deciden (no unilateralmente) el valor de una mercancía. Pero la crítica también puede ser pensada ella misma como una mercancía: se integra en el circuito de producción-consumo de los libros en general y allí compite con otros géneros discursivos por los favores del público (en los últimos años, la hemos visto perder terreno respecto de otros géneros: la biografía, el testimonio, la entrevista)".
El eco de Umberto. El semiólogo y escritor italiano Umberto Eco sostiene en su libro “Lector in fábula” que “cualquier texto está incompleto porque le falta la biblioteca del lector”. Como siempre, esta columna habrá de completarse con todas esas bibliotecas, pequeñas, medianas o XL, que cada lector esté dispuesto a poner en juego en ésta u otras lecturas.

(Publicado en Diario Los Andes, 4 de octubre de 2009)

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