No fue un festejo patrio más. Este 25 de mayo fue el marco propicio para que la Iglesia y el presidente Mauricio Macri cruzaran diplomáticamente sus respectivas visiones de la Argentina actual.
El cardenal Mario Poli hizo oír su voz en el Tedeum para advertir: “No perdamos sensibilidad ante el dolor de los más pobres”.
Lo escuchaban en la celebración religiosa desde el mandatario nacional hasta el titular de la Corte, buena parte del gabinete macrista y referentes del Congreso.
A ellos les planteó no dejare paralizar por las estadísticas “sino más bien que no perdamos la sensibilidad para escuchar y redoblar los esfuerzos y servicios”.
El presidente acusó recibo a su modo. Fiel a su estilo de lanzar frases bienintencionadas pero carentes de definiciones políticas, llamó a “cerrar la brecha entre lo que somos y lo que podemos ser”.
Sus palabras resonaron justamente en una semana en que las tarifas del gas impactaron con dureza en la economía de miles de familias de todo el país.
Terciando en el fuego cruzado, Marcos Peña aseguró que el Gobierno comparte ciento por ciento todo lo que dijo el arzobispo de Buenos Aires en cuanto a la pobreza.
Para el Jefe de Gabinete, ambos están en la misma búsqueda: “Un país en paz, en prosperidad, que facilite el encuentro y que cuide a los más débiles”.
Más que sorprender ya irrita la constante apelación a frases que parecen pergeñadas a medida por el equipo de marketing presidencial. 
Cuando Macri patea hacia adelante (el segundo semestre)una supuesta salida a la crisis actual, no está dándole una respuesta seria a quien hoy tiene que pagar una boleta de gas de $2.000 cuando la anterior había sido de $190.
Podrán explicarle a ese usuario que se están “sincerando” las tarifas y este puede que lo entienda; lo que no entiende ni acepta es la tremenda desproporción.
Un ejemplo más de que para evitar que sangre la herida en un brazo directamente se corte el brazo. 
Seguir prescindiendo de la política como forma de hacer política es un experimento que, a la luz de los resultados de su primer semestre, debería servirle a Macri para rectificar urgente el rumbo. 

(Diario UNO, 26 de mayo de 2016)

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