Lo de Juan Pablo
Meneses es desde el vamos el periodismo portátil. Un género que más allá de su simpático
nombre no es otra cosa que darle un sello propio a las ancestrales crónicas de
viaje. El periodista chileno es un viajero incansable que en cualquier punto
del globo puede encontrar la historia de sus desvelos o directamente ir en
busca de ella porque con el ojo entrenado del cronista suele ver lo que muchos
otros no pueden o saben ver.
Con reconocidos trabajos como Niños futbolistas, Equipaje de mano y La vida de una vaca, en Una vuelta al tercer mundo Meneses no se propone nada nuevo ni especial, simplemente desandar un caprichoso periplo por ciertos lugares a los que su curiosidad innata y su interés periodístico lo lleven de la mano.
Un viaje frustrado al espacio, tan real como imposible, termina cambiando sus planes para bien y, mejor aún, pisando tierra firme. Con la impronta de Julio Verne en eso de ir detrás de la aventura, nunca esperándola detrás de un escritorio, el cronista se planteó un plan de largo aliento: “Viajar el mundo por países, ciudades y temáticas tercermundistas. Y luego contarlo”.
Y lo que cuenta es su recorrida por Cándido Godói, un pequeño pueblo de Brasil con la mayor tasa mundial de gemelos. Dato no menor para este singular récord: el mito de que por allí pasó la temible mano derecha de Hitler, el doctor Josef Menguele.
Invitado a asistir a la asunción del papa Francisco, junto con colegas de su país, cuenta las horas previas a que el argentino Jorge Bergoglio se siente en el sillón de Pedro. Visitará Dakar, la ciudad que se ganó un nombre por el famoso rally al que luego perdió y con él las pocos fuentes de divisas contantes y sonantes. Comerá en los restoranes más caros del país más pobre: Etiopía y
recorrerá el desierto de Atacama con uno de los 33 mineros chilenos que hicieron historia y hoy sobreviven en el olvido.
Hay más historias, claro, pero la gracia es recorrerlas como copilotos de Meneses, quien con un estilo llano, sin agotar con la profusión de datos y siempre ameno, nos abre las ventanas de otros mundos que están dentro de este y rara vez los vemos. O queremos ver.
Con reconocidos trabajos como Niños futbolistas, Equipaje de mano y La vida de una vaca, en Una vuelta al tercer mundo Meneses no se propone nada nuevo ni especial, simplemente desandar un caprichoso periplo por ciertos lugares a los que su curiosidad innata y su interés periodístico lo lleven de la mano.
Un viaje frustrado al espacio, tan real como imposible, termina cambiando sus planes para bien y, mejor aún, pisando tierra firme. Con la impronta de Julio Verne en eso de ir detrás de la aventura, nunca esperándola detrás de un escritorio, el cronista se planteó un plan de largo aliento: “Viajar el mundo por países, ciudades y temáticas tercermundistas. Y luego contarlo”.
Y lo que cuenta es su recorrida por Cándido Godói, un pequeño pueblo de Brasil con la mayor tasa mundial de gemelos. Dato no menor para este singular récord: el mito de que por allí pasó la temible mano derecha de Hitler, el doctor Josef Menguele.
Invitado a asistir a la asunción del papa Francisco, junto con colegas de su país, cuenta las horas previas a que el argentino Jorge Bergoglio se siente en el sillón de Pedro. Visitará Dakar, la ciudad que se ganó un nombre por el famoso rally al que luego perdió y con él las pocos fuentes de divisas contantes y sonantes. Comerá en los restoranes más caros del país más pobre: Etiopía y
recorrerá el desierto de Atacama con uno de los 33 mineros chilenos que hicieron historia y hoy sobreviven en el olvido.
Hay más historias, claro, pero la gracia es recorrerlas como copilotos de Meneses, quien con un estilo llano, sin agotar con la profusión de datos y siempre ameno, nos abre las ventanas de otros mundos que están dentro de este y rara vez los vemos. O queremos ver.
(Diario UNO, suplemento Escenario, 2016)