La Presidenta y un prócer del rock luchan contra el cáncer. Una noticia que saca lo mejor y lo peor.

E
star “en la salud como en la enfermedad” es un compromiso que, si bien forma parte de tradicional del acuerdo matrimonial, bien puede aplicarse a cualquier relación o vínculo. En criollo, es estar en las buenas y en las malas, no borrarse, dar prueba de incondicionalidad, sobre todo cuando hay que salir a ponerle el cuerpo a lo negativo.
Por estos días, dos figuras muy reconocidas y de ámbitos bien diferenciados fueron noticia por padecer distintos tipos de cáncer. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien padece un carcinoma papilar, y uno de los emblemas del rock argentino, Luis Alberto Spinetta, que lucha contra un cáncer de pulmón. Al tomar estado público, las reacciones fueron contundentes; en su mayoría, de apoyo absoluto, de dejar constancia –especialmente a través de las redes sociales– de que alguien piensa en ellos y les dedica una oración, un momento de reflexión íntima o envía su generosa cuota de energía confiando en que ella o él se sientan un poco mejor, al menos más acompañados en su solitaria lucha.
Pero también están aquellos a los que el dolor ajeno no los conmueve y sacan lo peor de sí para lanzar munición gruesa, especialmente si el blanco móvil es la Presidenta.
Remedando aquel nefasto “Viva el cáncer” destinado a la entonces moribunda Eva Perón, no faltan quienes en su versión 2.0 canalizan a través de Twitter o Facebook su adhesión a aquella mítica frase. O se valen de la antinomia cada vez más sólida de “K versus antiK”, y desde la última trinchera disparan no ya una discusión política auténtica sino la barata chicana de café.
Más allá de las sanas diferencias ideológicas, es la figura presidencial la que queda en medio de ese innecesario fuego cruzado.
En el caso de Spinetta, la publicación de una foto captada por un paparazzi y publicada en la tapa de la revista Caras desató la polémica de si era válido sacarle una foto al músico sin que él lo supiera, para mostrarlo con los efectos lógicos de alquien que enfrenta tal enfermedad (más flaco que nunca, demacrado, con semblante triste). Desde su cuenta en Twitter, Dante, hijo del autor de Muchacha (ojos de papel), se descargó sin eufemismos: “Ponerle un paparazzi en la puerta para sacarle una foto a mi papá ke está muy enfermo es sádico”. Y volviendo a la carga, el integrante de Illya Kuryaki completó: “Una persona ke está luchando con una enfermedad tan terrible como el cáncer necesita privacidad”.
Ajenos –hasta donde pueden– a los amores u odios que despiertan, sólo la Presidenta y el histórico músico y poeta saben de la singular batalla que están librando para reponerse. Y aunque ese proceso siempre se vive en soledad, ni ella ni él son indiferentes a lo que movilizan en los demás, salvando las lógicas distancias de sus roles en la sociedad argentina.
Por lo que cada uno brinda desde su lugar, la conducción del país y la creación de una música personalísima, amerita que se
esté con ellos en la salud y en la enfermedad. Ni más ni menos.

(En Diario UNO, 2 de enero de 2012)

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