Su nombre, La casa de papel, es apenas una pista de lo que encierra: el apasionado homenaje de un escritor a los libros, a esa presencia tan mágica como real en su vida.
Carlos María Domínguez (Buenos Aires, 1955), autor de La mujer hablada y Bicicletas negras, es un escritor argentino de gran reputación entre sus pares, con una obra construida ladrillo por ladrillo, pero que aún no “explotó” en la caja de resonancia del controvertido canon nacional.
La casa de papel cosechó varios premios y, sobre todo, excelentes críticas, como por ejemplo la de Bernard Pivot, célebre conductor de Apostrophes: “Un soberbio y brillante entretenimiento sobre el amor y el peligro de los libros”.
Traducido a 18 lenguas, esta nouvelle desanda el camino de un libro: la profesora Bluma Lennon muere atropellada mientras camina leyendo poemas de Emily Dickinson. Su colega (y amante) recibe un extraño sobre con restos de cemento dirigido a ella: se trata de La línea de sombra, de Joseph Conrad.
De ahí en más inicia una pesquisa para dar con el dueño del libro. En ese periplo se contactará con personas-personajes hasta dar con esa peculiar casa de papel, no con su habitante, que habrá de confirmar lo que ya todos sabíamos: que la vida está escrita, lo peligroso es cómo la leemos.

(En suplemento Escenario, Diario UNO, 17 de diciembre de 2011)

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