A manera de declaración de principios, esta columna -más cercana a la ola vintage que al 2.0- adhiere fervorosamente a esa sabia frase que propone “menos face y más book”. Por estos días, y como un efecto marketinero símil Bicentenario, numerosos libros con el amado balompié como estrella convocante ganan las vidrieras y mesones de las librerías, ya sean de reciente factura u oportunas reediciones.
Así conviven los recientes “Historia de los mundiales de fútbol” (Brian Glanville), “Grandes momentos de los mundiales de Fútbol” (Juan Tejero), “366 historias del fútbol mundial que deberías saber”(Alfredo Relaño), y “Ganar es de perdedores & Otros cuentos de fútbol” (Ariel Magnus), con los más que recomendables “Dios es redondo” (Juan Villoro), “Arqueros, ilusionistas y goleadores” (Osvaldo Soriano), “Wing de metegol” (Juan Sasturain), “Puro fútbol” (Roberto Fontanarrosa), “Lo raro empezó después” (Eduardo Sacheri), “El fútbol a sol y sombra” (Eduardo Galeano) y “Fútbol. Una religión en busca de dios” (Manuel Vázquez Montalbán).
Estadísticas que no maneja la FIFA certifican que hay más cuentos que poemas dedicados a este maravilloso deporte, sin embargo para no caer en la mera enumeración de libros sobre esa “suma de poesía, ajedrez y misterio” que es el fútbol, hoy les dejamos picando la Jabulani a los poetas. (Aclaración innecesaria: no se incluyen aquí las glosas pergeñadas por los vates de Hinchadas Unidas Argentinas).
Al Diego, salud. El uruguayo Mario Benedetti fue uno de los tantos que absorbió algo de la poesía de Maradona y la devolvió en un puñado de simples versos: “Hoy tu tiempo es real, nadie lo inventa/ Y aunque otros olviden tus festejos / las noches sin amor quedaron lejos/ Y lejos el pesar que desalienta/”. El tributo del autor de “Las soledades de Babel” es apenas uno de los 135 poemas dedicados al barrilete cósmico.
De taco. Roberto Santoro, escritor, periodista y poeta desaparecido en la última dictadura, es otro de los que disfrutaba de la incestuosa relación literatura-fútbol. Leamos: “... le pone cuerpo al ballet / levanta el balón/ lo empuja/lo resbala/ lo mima con una gana/ lo enrolla con otro pie/ le da una vuelta/ en el aire/ de taco que ni se ve...”.
Arquero frente al penal. Así titula el polifacético Alberto Muñoz al poema que dice: “Las canciones de cancha no se afinan/ se puede herir y matar con palabras y botellas...”.
La tierra, esa número 5. La “enooorrrme” -como diría el relator Jorge Barbieri- poeta peruana Blanca Varela (1926-2009) capturó como pocos la belleza del deporte en su poema “Fútbol”: “Juega con la tierra/ como con una pelota/ báilala/ estréllala/ reviéntala/ No es sino eso la tierra/ tú en el jardín/ mi guardavalla mi espantapájaros/ mi atila mi niño/ La tierra entre tus pies/ gira como nunca/ prodigiosamente bella”.
Miradas bocayunior. Gran cuentista y gran poeta, el autor de “Cuestiones con la vida”, Humberto Costantini (1924-1987), reflejó así su pasión por Estudiantes: “Uno vivió humillado y ofendido,/ se sintió negro, paria,/ risible minoría/ adventista, croata/ o bicho raro./ Uno aguantó silencios,/ miradas bocayunior,/ sonrisas riverplei y/ condolencias...”.
Soy tu fan. El español Miguel Hernández, quien diría, resultó casi tan futbolero como su discípulo y fan, Joan Manuel Serrat. El creador de “El rayo que no cesa” le dedicó una elegía a su amigo y arquero Lolo: “...Te sorprendió el fotógrafo el momento/ más bello de tu historia/ deportiva, tumbándote en el viento/ para evitar victoria,/ y un ventalle de palmas te aireó gloria”.
Para la tribuna. El alemán Günter Grass, a cuya pluma le debemos “El tambor de hojalata”, tampoco quiso quedarse “Fuera de juego”: “Lentamente ascendió el balón en el cielo./ Entonces se vio que estaban llenas las tribunas./ Habían dejado solo al poeta bajo el arco,/ Pero el árbitro pitó: Fuera de juego”.
En tiempo de descuento, se la dejamos servida a nuestro Rodolfo Braceli para que se despida con una frase de su imprescindible “De fútbol somos”: “Millones de veces oímos decir que el fútbol se parece a la vida. A veces dan ganas de decir que es la vida la que se parece al fútbol”.

(Publicado en suplemento Estilo, Diario Los Andes, 27 de junio de 2010)