El español Agustín Fernández Mallo es de esos
escritores que prefieren transitar por la periferia de las historias. Una
posición que también adopta para abordar su oficio. El autor de la trilogía Nocilla (Dream, Experience, Lab) es un border que ha decidido serlo porque
en esa profesión de fe hay una apuesta ética y estética irrenunciable. Por eso
la literatura es apenas un eslabón más en su proceso creativo, que se completa
con su grupo de rock Frida Laponia y un dúo de spoken Word, Afterpop Fernández & Fernández (música, video y
textos).
Con ese particular GPS lírico como rampa de
despegue, Limbo es una historia
dentro de varias historias. O viceversa.
A fuerza de tener que sintetizar una trama tan
laxa como reconcentrada, podría decirse que una mujer relata con indolencia su
secuestro en el DF mexicano; que una pareja va en busca del inasible Sonido del
Fin del Mundo cruzando el desierto americano; que dos músicos se instalan en un
cháteau francés para grabar un disco
que los instale en la posteridad; y que un escritor español conoce a chica
mexicana en una librería y por amor o soledad deciden irse a vivir juntos ese
primer día.
Las historias van por su correspondiente
carril, pero se sabe: en un segundo, alguien puede perder el control del
volante y terminar en la vía contraria. Fernández Mallo es un conductor que no
teme encender un cigarrillo o hablar por teléfono mientras maneja. No extrañe
entonces que circular a contramano conecte los relatos y los instale en ese
limbo que tanto tiene de cielo como de infierno.
Concluir si triunfa la vida por sobre la
muerte sería una definición demasiado pueril para este licenciado en Ciencias
Físicas que hace de la incertidumbre el punto de partida y de llegada.
En Limbo nada es lo que parece. Sí, exactamente
como su propio autor.
(Suplemento Escenario, Diario UNO, noviembre de 2014)