Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, de José Saramago. Alfaguara. 149 págs.

Desde que a sus cincuenta y pico José Saramago (1922-2010) comenzara a publicar con frecuencia, su producción no tuvo respiro, ni en cantidad ni calidad. Así fue como el portugués le dio forma a una obra profundamente humana, original, siempre con la tenaz reflexión de por qué el hombre sigue siendo el lobo del hombre.
Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, la obra que sólo su muerte podía dejar inconclusa, vuelve sobre una de sus obsesiones: el poder y su uso a favor de la destrucción del otro (sea éste vecino, equipo contrario o potencia mundial).
Quien se plantea este dilema moral es Artur Paz Semedo, un empleado de la fábrica de armas Producciones Belona S.A., que busca –entre la candidez y la osadía– determinar el sabotaje de una bomba durante la Guerra Civil española. Para ello cuenta con el respaldo de su ex mujer Felicia.
El archivo de esa tradicional empresa que supo proveer armamento a los malos de la película es la punta del ovillo para la épica investigación del otrora burócrata Artur. Su pesquisa habrá de confirmarle que “los dictadores sólo usan la pluma para las penas de muerte”.
Si bien la cuidada edición le hace honor a los laureles de Saramago, incluyendo grabados del escritor alemán Gunter Grass, y textos del italiano Roberto Saviano y del español Fernando Gómez Aguilera, es inevitable preguntarse qué sentido tiene hacer pública una obra inconclusa; decisión que seguramente el autor de Ensayo sobre la lucidez hubiera cuestionado. Distinto es el caso de aquellos trabajos que permanecen inéditos y que un heredero criterioso sabe exhumar a tiempo para completar y enriquecer la producción de toda una vida. No es este el caso.
Al menos, el Nobel deja flotando una reflexión con su sello, de esas que extrañamos: “¿Por qué nunca se ha producido una huelga en una fábrica de armas?”. Tal vez la respuesta la tenga la inspiradora Belona, la diosa romana de la guerra.

(Suplemento Escenario, Diario UNO, marzo de 2015)