Para alguien que decía estar convencido de que "el olvido es la única venganza y el único perdón", a 25 años de su muerte Borges está más vivo que nunca. Las "pruebas" están a la vista: sus libros -especialmente sus obras completas- se reeditan permanentemente.
Su producción es objeto de estudio y renovado interés en todo el mundo académico y sus obsesiones "reencarnan" todo el tiempo en las obsesiones de nuevos escritores. Incluso los poetas jóvenes peregrinan hacia sus páginas, ya por curiosidad ya por mandato, en busca de las claves de esa "magia menor" que, para el autor de "El oro de los tigres", significa componer un poema.
A diferencia de escritores cuya obra quedó en un cono de sombras (por no decir directamente en el olvido), los cuentos, ensayos y poemas de Jorge Luis Borges conservan la vitalidad y la atemporalidad de los clásicos.
Poco importa si no obtuvo el quizás sobrevaluado Nobel, su obra no necesita más carta de presentación que la calidad para llegar a un lector mientras otras producciones deben valerse del marketing del escritor maldito para sostenerse en el tiempo.
Para aquellos que aún no logran superar el prejuicio del Borges escritor "difícil" o "para intelectuales", su vasta obra ofrece suficientes puertas para entrar sin más llave que el interés.
Sólo así podrán decir, parafraseando al maestro,"que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído".

(En suplemento Estilo, Diario Los Andes, 14 de junio de 2011)