Apenas se abre el humeante muñequitachocadora (El Suri Porfiado) un verso, como primer tajo de los tantos que vendrán, lo advierte: “Tengo una espinaincrustada en la palabra/ que durará algún tiempo". Y al final, como todo poeta que intuye que su oficio es predestinación -nunca una opción- deja aún más abierto el signo de pregunta: “El cuento no termina cuando yo decido”.
Con su primer libro, la mujer de la espina, Eliana Drajer (San Martín, Mendoza, 1979), sienta las bases de una poética propia, con indudables ecos pizarnikianos, pero con la suficiente personalidad como para sortear tamaño influjo y dejar escuchar su voz. La misma que le dice a Lamás Médula lo que sigue.
La musa antes de la musa.
“Estaba sin trabajar por motivos de salud y ‘muñequitachocadora’ estaba en mi cabeza ya hacía mucho tiempo. Entonces, aproveché ese ‘desocupamiento laboral’ para poner toda mi energía en algo que siempre me salva, como lo es la poesía. Así fue que comencé a trabajar los textos y surgió la parte de los relatos, o sea la otra voz del libro. Allí sentí que estaba poniendo las palabras en el mejor lugar”.
Lo autobiográfico, ese tatuaje.
“Creo que todos somos sujetos sociales, enmarcados y atravesados por el contexto en el cual nos movemos. Uno a veces no lo hace conscientemente pero sí, yo soy de las que dice ‘el sujeto es su historia’. El autor de cualquier disciplina artística está atravesado por lo que es, lo que fue y lo que hace, en todos los sentidos”.
Discursos paralelos.
“Las dos voces fueron encontradas en tiempos distintos. El discurso narrativo apareció después de que el ‘original’ estaba cerrado. Como no me convencía, no dejaba de corregirlo - nunca dejé de corregir; ¡lo sigo haciendo ahora que está impreso!-. Sentía que algo faltaba allí y eso se transformó en otra voz; una voz más inocente que intenta guiar la historia de muñequita. Salió así, fantasmagóricamente”.
Lo lúdico, ¿un tono? ¿una poética?
“En la cotidianidad soy una persona muy pesimista. Creo que encontré en la ironía un tono para poder ‘decir’. Jugué con eso y me sentí cómoda hablando desde ese lugar. Se dice de mí… que soy una poeta ‘social’. No me gusta etiquetar y tampoco que me etiqueten a mí. Si los críticos o los mismos escritores buscan sectorizar mi discurso, no me molesta que digan que mi poesía es social. Con ‘muñequitachocadora’ necesité el juego para poder ficcionalizar algunos hechos que están dentro de la obra y que me sucedieron o me relataron. Ese ‘descanso’ me ayudó a completar el relato y sacarlo a la luz. Sin lo lúdico hubiera sido imposible publicarlo”.
El post parto.
“No cambia nada tras editar. El compromiso quizás es mayor, pero siempre estuvo. Uno se siente escritora o escritor en un determinado momento de su vida y, luego, más allá de publicaciones, premios y concursos, seguís siendo la misma persona. El día después de la presentación del libro, amanecí igual. Creo que el momento más emocionante de la publicación fue cuando Carlos (Aldazábal, el editor de El Suri Porfiado) me avisó que habían llegado los ejemplares, fui a buscarlos y cuando llegué a casa, tomé una tijera y abrí la caja. Todavía no he sido madre, pero fue una emoción muy grande. Lo asocié con el nacimiento de un hijo. Fue todo un embarazo llegar hasta esta instancia, pero después del parto fui feliz y ese sentimiento es muy delgado en mi vida”.
La (bella e implacable) mochila de Alejandra.
“El editor me propuso sacar la cita de Pizarnik porque ya es figurita repetida en el ámbito literario. Pero no quise. Poner sus palabras fue como rendirle un homenaje. Antes de leer por primera vez a Alejandra varios escritores amigos me decían que me parecía a ella (salvando las enormes distancias, por supuesto). Como muchos me lo marcaban, fui a ella. Me compré sus obras completas de poesía y prosa y encontré el sentido a muchas palabras. Ahora no la leo nunca. Leo casi todo narrativa hasta para alejarme del género; aunque éste es mí genero y la poesía morirá conmigo”.
Huellas, sellos, manchas del tigre: léase impronta.
“No sé si reconozco autores imprescindibles, pero sí algunos que me han marcado como lectora primero y escritora después. ‘Palabras’ (Prévert), ‘Mi planta naranja lima’ (Vasconcelos), ‘El diario de Ana Frank’ (Ana Frank), ‘Mantra’ (Fresán), ‘La náusea’ (Sartre), ‘Fahrenheit 451’ (Bradbury), ‘Solos y solas’ (Kamenszain), ‘Los pibes del fondo’ (Patricia Rojas), ‘Pedagogía del oprimido’ (Paulo Freire), ‘Pájaros en la boca’ (Samanta Schweblin), ‘La Hybris’ (Alicia Genovese). También Cortázar, Girondo, Di Giorgio, Ferlinghetti, Juarroz y más cerca en el tiempo, Fabián Casas y Juan López”.
Definir lo indefinible.
“Creo que sintetizaría mi emoción por la poesía en esta frase mía: ‘Este dolor tiene dos gargantas’. No podría decir ‘la poesía es mi aire, mi agua, mi tierra y mi locura’. Hay días en que la realidad me supera de tal forma que si no vuelco eso en un papel, teclado o pared… bueno, a ese sentimiento lo han tenido que resolver psiquiatras y psicólogos por mí”.
A otra con ese canto de sirenas. “A través de la tecnología he compartido y conocido muchos poetas, libros y demás. Pero el olor del papel, el timbre y el cartero que grita ‘Caaaaaaaaaaaaaaaartero’, nunca podrá ser reemplazado. Quizás esté fuera de moda, pero no me importa. Hubo un tiempo en que escribí cartas de amor (anónimas) hace muuuuuuuuuuuuuchos años, pero fue algo mágico. También intenté sostener relaciones por e-mail y fue un fracaso total. De eso, mejor no hablar. No puedo restarle valor a todo lo que lo tecnológico engendra, pero tampoco soy su fan. Prefiero tomar unos mates con mis amigas que chatear con ellas. Eso no lo soporto”.
Para ir a por ella, o mejor dicho a sus poemas, valga la invitación en boca de Alicia Genovese: "... El mundo que enfoca muñequitachocadora es sin anestesia. Pasen y vean, un primer libro compacto, como pocos; desafiante, no pide permiso”.


Poemas de muñequitachocadora
Primera infancia
/batita rosa y vainillas con Nesquik/


1
Soy un juguete
creado en trapo

papel o cartón
da lo mismo

Tengo una espinaincrustada en la palabra
que durará algún tiempo

Por ahora
es temprano pronosticar un final nuevo
o escalar a otras voces

El cuento no termina cuando yo decido.

Esta es la historia de muñequitachocadora. Muñequita pelirroja sola perdida. Parece que fuera gris. Pero es roja. Muymuyroja. Prefiere la noche. Las de luna llena son su perdición. En estas noches mira fijo el cristal y lo vacía tirándole piedras negras. Su rito siempre le funciona.

11
En esta roja cacerola
fornican 29 damascos
Quizás
apague lentamente el ritual
y me rinda

o cocine muñecasrabiosas
con una cuchara perfecta
amaestrada
y musical

para destinar las horas
batiendo el record
del chef más despiadado.

Muñequitachocadora cumple años en tres días. Yo quería regalarle algo especial. No sé. Pensé en una ñoquerita porque le encanta cocinar. Su mami casi nunca puede prepararle la comida. Pero ahora recuerdo que los ñoquis no le gustan mucho. Dice que le hacen acordar a los domingosenfamilia. No sé por qué tiene malos recuerdos. Están buenos mis domingos con la familia.

12
Mi cuerpo rebana ositos de madera

Ahora dame
una navaja de peluche.

Con muñequitachocadora aprendí a jugar al elástico. Como éramos siempre dos, casi siempre me tocaba sostener una punta del elástico a mí y la otra la atábamos a un árbol. Le encantaba ese juego. A mí no porque nunca podía saltar. Cuando le pedía que me dejara saltar lloraba como una loca. Así que terminaba saltando siempre ella. Una tarde, muñe saltaba saltaba y saltaba y se cayó. Rompió su vestidito negro. El día después su mami no la dejó salir a jugar. A los dos días la encontré con un ojo morado.

Segunda intención
/autitochocador y quitavida acuático/

1
Comienza la función

Abro las piernas
y forcejeo por dentro
hasta cansarlo

Algún día aprenderá que
el dominio
es consuelo de tontos.

Lorenzo está enamorado de muñequitachocadora. Ella no lo mira nunca. Se hace la que no le interesa pero cuando jugamos a la escondida siempre se van juntos. Yo creo que hacen cosas cochinas mientras están ocultos. Una noche, mientras jugábamos con los demás chicos del barrio, muñequita y Lorenzo desaparecieron hasta el otro día. Yo le conté a mami y me dijo que no jugara más a la escondida con los chicos. O que si tenía que jugar, que eligiera a una nena como yo para esconderme.

3
Apoyo mi espalda en la tierra
y miro hacia el cielo

No hay postura
más cercana
al desequilibrio.

A muñequitachocadora le han recetado unos medicamentos. Creo que fue por un problema que tuvo en el cole con la seño de matemática. Cuando la paso a buscar para que juguemos al elástico sale su abuelita y me dice que no puede, que está en cama. No sé qué tiene muñequita. La extraño. Más allá de las diferencias que tenemos ceo que nos entendemos mucho. Quizás sea por los contrastes.

(Publicado en el periódico literario Lamás Médula, Buenos Aires, Año 3 Nº2)