A esta altura del partido algo está más que claro: no sólo para la Argentina se terminaron los tiempos de la pizza con champán. Ya no quedan vacas atadas y mucho menos gordas. Si hasta el imparable Japón ha pasado a integrar el equipo de los caídos en desgracia, en una clarísima muestra de que en materia de bolsillos nadie es intocable.
A pesar de que a la crisis se le ven las costillas a una legua, aquí no más, en la provincia que un sibarita de la National Geographic recomienda entre los diez lugares del planeta a los que hay que visitar, algunos insisten en seguir viendo la mitad llena de un vaso que ya no existe.
Es la única forma de entender por qué tanto entusiasmo en organizar onerosas fiestas de fin de año sin reparar en el sombrío 2009 que se nos viene.
La pregunta de cajón es: ¿para festejar qué? ¿Que terminamos vivos, esquivándole a la inseguridad que ya se nos hizo carne y estadística? ¿Que se frenaron los aumentos del pan y la carne a fuerza de que cayó la demanda? ¿Que también disminuye la inflación? ¿Que, como diría un optimista, todo podría ser peor?
OSEP con su festejo licitado por 110.000 pesos; Irrigación y su mes acuático redondeando los 250.000 pesos; o Rentas con su almuerzo en el orden de los 54.000 pesos; son algunas de las celebraciones ?findeañeras' que por estos días despiertan, más que críticas, la genuina bronca de miles de mendocinos.
Como era de esperar, primero hubo los consabidos palos para el mensajero y luego justificaciones del tipo "estas fiestas se hacen todos los años y el gasto estaba presupuestado". Que esté pautado no significa, piensa uno, que no pueda modificarse si la malaria global así lo amerita.
En el caso de OSEP, la respuesta de los afiliados -esos mismos que suelen llenar líneas públicas y mensajes on line con furiosos reclamos por problemas en los servicios- fue durísima. Contundente. Sin embargo, nadie tomó nota del descontento y en consecuencia el chin chin se concretará tal como estaba previsto, qué tanto.
Si la consigna es festejar, juntarse "en familia" entre autoridades y empleados, ¿cuál es el problema de hacerlo en un camping y a la canasta? ¿Qué, suena poco glamoroso, mejor dicho grasa? ¿Dónde está escrito que si no es con catering no vale?

(Publicado en Diario Los Andes, 20 de noviembre de 2008)